Isabella
Juraría que mi alma estaba bailando. Nunca
me sentí tan querida y apreciada, y eso que provenía de una buena familia, con
un hermano mayor que me daría el mundo si pudiera. Era un alma bendecida. Sin
embargo, Jasper era el único que me había mostrado cuánto me quería.
Me acurruqué fácilmente contra él. Después
del mejor, el más alucinante orgasmo de mi vida, no había nada más que quisiera
hacer, aparte de dormir un poco antes de hacerlo de nuevo. Jasper había
comenzado. Poco sabía que acababa de liberar mi insaciable monstruo interior, y
no imaginaba lo mucho que me iba a encantar ser una chica mala. Claro, Jasper
nunca me trató como a una chica mala. Me trataba como a una princesa. Me
valoraba de la manera en que yo lo valoraba.
***OYSC***
Un fin de semana y dos días “enferma” más
tarde, todavía no podía conseguir suficiente.
Él me abrazó por detrás, barriendo el pelo
a un lado para besarme el cuello. Los escalofríos nunca paraban cuando hacía
eso. Un escalofrío me atravesó cuando incliné la cabeza, dándole un mejor
acceso.
—Sabes que no puedo seguir llamando. Tendré
que volver al trabajo mañana.
Puse el tazón con los ingredientes
mezclados del brownie en el fregadero. Jasper se movió conmigo, girándome al
momento en que mis manos estaban vacías.
Me besó. Mi corazón respondió a sus labios
otra vez.
—Tengo una idea mejor.
—¿Oh, sí? —Sonreí contra sus labios.
—¿Por qué no vuelves a estudiar?
Habíamos tenido esta conversación más de
una vez durante los dos días anteriores. Suspiré suavemente.
—Sabes que no puedo permitirme el lujo de
hacer eso.
—Sí, puedes.
Me eché hacia atrás, estudiándolo. Sentí
que mis cejas se fruncían.
—¿Qué quieres decir con eso?
—La mayor parte de mi dinero del servicio
militar está en ahorros. Tengo suficiente para pagar nuestras cuentas y la
matrícula. También quiero hablar con el reclutador local sobre la Reserva del
Ejército, para frenar mi ingreso, hasta que decida lo que quiero hacer.
Negué, aunque mi corazón se elevaba. Que
siquiera me lo hubiera ofrecido me hacía amarlo aún más.
—No puedo aceptarlo. Yo... No puedo dejar
que hagas eso, Jasper.
—Lo harás si me amas.
Entrecerré mis ojos hacia él.
—Eso no es justo.
Una sonrisa fácil curvó sus labios; sus
ojos brillaban con picardía.
—Te amo, señorita Isabella Marie Swan, y
tengo la intención de convertirte en mi esposa. ¿Qué clase de marido no cuida
de su esposa en todos los sentidos?
Mi corazón tartamudeó cuando mis pulmones
lucharon por expandirse.
—¿Qué estás diciendo?
—Quiero que seas mi esposa, querida.
¿Quieres mi anillo en tu dedo, mi bebé en tu vientre, y mis brazos alrededor de
ti cada noche? Te juro que voy a hacer todo lo que pueda para que siempre seas
feliz. —La emoción retorció sus rasgos—. Deja que me ocupe de ti, querida.
Déjame casarme contigo.
—¿Hablas en serio? —Mi pulso palpitó
rápido, sentí un nudo en la garganta.
—Totalmente.
Sabía que lo estaba mirando en silencio,
pero no podía evitarlo. Fue lo último que esperaba, pero todo lo que quería...
Menos un detalle. Mordí mi labio inferior.
—¿Volverás a irte si te llaman de la
Reserva?
Su expresión se volvió seria. Se lamió los
labios, mirando a otro lado durante un tiempo. Empujó mi pelo hacia atrás.
—No voy a mentir; hay una posibilidad, pero
como ya he cumplido muchos servicios, dudo que me llamen.
Las lágrimas me escocían en los ojos.
—No sé si podría dejarte ir ahora que te
tengo. —Fui honesta.
—Ninguno de nosotros quiere eso, pero sé
que conseguiríamos pasar por ello, igual que lo hemos hecho antes.
Por difícil que fuera, Jasper tenía razón.
Venía con los riesgos inherentes a la carrera que había elegido. No me atreví a
retenerlo, sin embargo. Continuamente me animaba a seguir mi sueño, a ir detrás
de la vida que quería. Por el momento, tenía que aceptar que Jasper era
militar. Eligió dedicar su vida al ejército, y yo tenía que confiar en él.
Tenía que confiar en que haría todo lo que estuviera en su poder y volvería a
mí todo el tiempo; del mismo modo que él confiaba en mí, y me creía capaz de
soportar esta distancia con él. Eso es lo que hace el amor fácil: el
compromiso. Siempre y cuando estés comprometido con la persona que amas, ni el
tiempo ni la distancia podrán nunca destruir lo que tienes.
—Bueno.
Su cabeza se irguió.
No podía dejar de sonreír como una tonta,
borracha de amor.
—Te amo, Sargento. No soy hipócrita. Eres
un buen hombre que amo, cerca o lejos. Y, cerca o lejos, ningún hombre jamás
podría reemplazarte. ¿Cómo podría, cuando te llevas mi corazón contigo?
Grité cuando se agachó rápidamente y me
alzó por encima del hombro. Golpeé su espalda.
—¿A dónde me llevas?
—A hacer el amor contigo. Luego vamos a
comprar el anillo. Después, si quieres, me llevarás de inmediato a casa de tus
padres, donde vamos a decírselo. Rosalie y tu madre pueden ayudar con todos los
detalles, pero espero que estemos casados dentro de un mes. Mañana puedes dar
ese tonto aviso de dos semanas. Una vez que estemos casados, te inscribirás en
la escuela.
—¡Hey! ¿No tengo algo que decir en esto?
Me tiró contra el colchón.
—¿No quieres? —Arqueó una ceja. Apreté los
labios, teniendo en cuenta su propuesta.
—Bueno, si...
—Muy bien, entonces todo está resuelto.
—¿Controlador?
—No, solo soy un soldado que sabe que la
muerte no discrimina y no quiere andar perdiendo el tiempo, cuando podemos
tener todo lo que queremos, ahora. —Tragó saliva—. Nunca he estado tan seguro
de algo, Bella. Te amo, cariño.
Envolví mis brazos alrededor de él.
—También te amo. No esperaba todo esto tan
pronto, pero no puedo esperar para convertirme en la señora del Sargento Jasper
Whitlock. —Fruncí los labios, jugando—. Y prometo no dejarte en bancarrota con
el anillo... mucho.
Se rió entre dientes.
—Vamos a comprar el anillo más grande
posible. Quiero que el idiota de tu jefe, y todos los demás después de él,
sepan que ya estás tomada.
—Tomada por un soldado sexy como el pecado.
Confía en mí, mi jefe no te llega ni de lejos.
—Me importa una mierda si lo hace. Tú
conoces mis sentimientos sobre el matrimonio y que voy en serio contigo. Si
alguna vez piensas en alejarte, habla primero conmigo. Haré todo lo que pueda
para hacerte feliz, querida.
Mi sonrisa se suavizó mientras mi corazón
se desbordaba. Asentí en acuerdo.
—Lo haré —hablé con sinceridad. Sabía que
un soldado está preparado siempre; él conocía lo peor.
Su expresión cambió, envió escalofríos a
través de mí; era una mirada que nunca iba a olvidar.
—Sí, Dios no lo quiera, me pasa algo,
quiero que sigas adelante y seas feliz. Prométemelo.
¿Cómo llegó esta conversación rápidamente a
un territorio sombrío? Las lágrimas llenaron mis ojos y una pesada carga me
apretó el pecho. Me dolía solo de pensarlo.
—Hola, cariño. Todavía estoy aquí. —Pasó el
dorso de su mano por mi cara. Me mordí el labio inferior, tratando de no
perderme en todos los
“qué pasaría si...”, y los “puede ser”.
—Soy un bastardo testarudo y posesivo.
Mientras quede un aliento en mí, voy a luchar para volver contigo. Voy a luchar
para joder este mismo cuerpo, y besar estos labios sexy. —Arrastró sus dedos
sobre mis labios—. Y voy a luchar para garantizar que ningún otro hombre tenga
el placer de hacer lo mismo. —Rozó sus labios contra los míos.
Cuando se alejó, me sentí más ligera. No
podía controlar lo que estaba por venir. Sobre lo único que tenía control era
sobre el ahora.
—¿Qué te detiene, soldado?
Se echó hacia atrás, arqueando una ceja, una
sonrisa tensa estirando sus labios.
—Dilo de nuevo.
—¿Por qué no estás jodiendo este hermoso
cuerpo todavía? —Traté de reprimir una sonrisa, pero fracasé.
—Por qué no está desnudo. —Me besó con
fuerza y rapidez, antes de empezar a desnudarme.
A través de los años, la ropa había sido mi
salvación, ahora era la única cosa que detenía al Sargento Jasper Whitlock de
acariciar mi cuerpo regordete cada minuto de cada día. Me demostró su amor una
y otra vez, y probé el mío esos siete meses en los que estuvimos separados
durante su último, y más corto, período de servicio.
Uno no puede controlar todo en la vida,
pero la única cosa que se puede controlar es el nivel de compromiso con el
amor. Solo aquellos que aman sin compromiso pueden fallar. Solo aquellos que no
están suficientemente comprometidos llegan al divorcio. A las personas les
gusta decir que se les terminó el amor, pero la verdad es que el amor es más
fuerte que el tiempo o la distancia, que las pruebas y los obstáculos. El amor
es lo que multiplica nuestras bendiciones, pero si pierdes tu pasión, tu
compromiso con él, sin duda con el tiempo acabarás perdiendo el amor también.
Afortunadamente, Jasper y yo nunca lo
perdimos. ¿Y quién iba a pensar que toda una vida de amor podría provenir de
una carta?
Historia Original
Christin Lovell - Una Carta
Ayyyy terminó :'(
ResponderEliminarMe gustó mucho la historia, que cambiará un poco con Jasper y que fuera así... Que de verdad quiera a Bella y que quieran estar juntos!!!!
Besos gigantes!!!
XOXO
Ayyyy terminó :'(
ResponderEliminarMe gustó mucho la historia, que cambiará un poco con Jasper y que fuera así... Que de verdad quiera a Bella y que quieran estar juntos!!!!
Besos gigantes!!!
XOXO
Ohhh, se terminó :( me gustó muchísimo la historia!!!
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