Capítulo Final / Ochenta y Seis Cartas





Isabella

Juraría que mi alma estaba bailando. Nunca me sentí tan querida y apreciada, y eso que provenía de una buena familia, con un hermano mayor que me daría el mundo si pudiera. Era un alma bendecida. Sin embargo, Jasper era el único que me había mostrado cuánto me quería.

Me acurruqué fácilmente contra él. Después del mejor, el más alucinante orgasmo de mi vida, no había nada más que quisiera hacer, aparte de dormir un poco antes de hacerlo de nuevo. Jasper había comenzado. Poco sabía que acababa de liberar mi insaciable monstruo interior, y no imaginaba lo mucho que me iba a encantar ser una chica mala. Claro, Jasper nunca me trató como a una chica mala. Me trataba como a una princesa. Me valoraba de la manera en que yo lo valoraba.


***OYSC***


Un fin de semana y dos días “enferma” más tarde, todavía no podía conseguir suficiente.

Él me abrazó por detrás, barriendo el pelo a un lado para besarme el cuello. Los escalofríos nunca paraban cuando hacía eso. Un escalofrío me atravesó cuando incliné la cabeza, dándole un mejor acceso.

—Sabes que no puedo seguir llamando. Tendré que volver al trabajo mañana.

Puse el tazón con los ingredientes mezclados del brownie en el fregadero. Jasper se movió conmigo, girándome al momento en que mis manos estaban vacías.

Me besó. Mi corazón respondió a sus labios otra vez.

—Tengo una idea mejor.

—¿Oh, sí? —Sonreí contra sus labios.

—¿Por qué no vuelves a estudiar?

Habíamos tenido esta conversación más de una vez durante los dos días anteriores. Suspiré suavemente.

—Sabes que no puedo permitirme el lujo de hacer eso.

—Sí, puedes.

Me eché hacia atrás, estudiándolo. Sentí que mis cejas se fruncían.

—¿Qué quieres decir con eso?

—La mayor parte de mi dinero del servicio militar está en ahorros. Tengo suficiente para pagar nuestras cuentas y la matrícula. También quiero hablar con el reclutador local sobre la Reserva del Ejército, para frenar mi ingreso, hasta que decida lo que quiero hacer.

Negué, aunque mi corazón se elevaba. Que siquiera me lo hubiera ofrecido me hacía amarlo aún más.

—No puedo aceptarlo. Yo... No puedo dejar que hagas eso, Jasper.

—Lo harás si me amas.

Entrecerré mis ojos hacia él.

—Eso no es justo.

Una sonrisa fácil curvó sus labios; sus ojos brillaban con picardía.

—Te amo, señorita Isabella Marie Swan, y tengo la intención de convertirte en mi esposa. ¿Qué clase de marido no cuida de su esposa en todos los sentidos?

Mi corazón tartamudeó cuando mis pulmones lucharon por expandirse.

—¿Qué estás diciendo?

—Quiero que seas mi esposa, querida. ¿Quieres mi anillo en tu dedo, mi bebé en tu vientre, y mis brazos alrededor de ti cada noche? Te juro que voy a hacer todo lo que pueda para que siempre seas feliz. —La emoción retorció sus rasgos—. Deja que me ocupe de ti, querida. Déjame casarme contigo.

—¿Hablas en serio? —Mi pulso palpitó rápido, sentí un nudo en la garganta.

—Totalmente.

Sabía que lo estaba mirando en silencio, pero no podía evitarlo. Fue lo último que esperaba, pero todo lo que quería... Menos un detalle. Mordí mi labio inferior.

—¿Volverás a irte si te llaman de la Reserva?

Su expresión se volvió seria. Se lamió los labios, mirando a otro lado durante un tiempo. Empujó mi pelo hacia atrás.

—No voy a mentir; hay una posibilidad, pero como ya he cumplido muchos servicios, dudo que me llamen.

Las lágrimas me escocían en los ojos.

—No sé si podría dejarte ir ahora que te tengo. —Fui honesta.

—Ninguno de nosotros quiere eso, pero sé que conseguiríamos pasar por ello, igual que lo hemos hecho antes.

Por difícil que fuera, Jasper tenía razón. Venía con los riesgos inherentes a la carrera que había elegido. No me atreví a retenerlo, sin embargo. Continuamente me animaba a seguir mi sueño, a ir detrás de la vida que quería. Por el momento, tenía que aceptar que Jasper era militar. Eligió dedicar su vida al ejército, y yo tenía que confiar en él. Tenía que confiar en que haría todo lo que estuviera en su poder y volvería a mí todo el tiempo; del mismo modo que él confiaba en mí, y me creía capaz de soportar esta distancia con él. Eso es lo que hace el amor fácil: el compromiso. Siempre y cuando estés comprometido con la persona que amas, ni el tiempo ni la distancia podrán nunca destruir lo que tienes.

—Bueno.

Su cabeza se irguió.

No podía dejar de sonreír como una tonta, borracha de amor.

—Te amo, Sargento. No soy hipócrita. Eres un buen hombre que amo, cerca o lejos. Y, cerca o lejos, ningún hombre jamás podría reemplazarte. ¿Cómo podría, cuando te llevas mi corazón contigo?

Grité cuando se agachó rápidamente y me alzó por encima del hombro. Golpeé su espalda.

—¿A dónde me llevas?

—A hacer el amor contigo. Luego vamos a comprar el anillo. Después, si quieres, me llevarás de inmediato a casa de tus padres, donde vamos a decírselo. Rosalie y tu madre pueden ayudar con todos los detalles, pero espero que estemos casados dentro de un mes. Mañana puedes dar ese tonto aviso de dos semanas. Una vez que estemos casados, te inscribirás en la escuela.

—¡Hey! ¿No tengo algo que decir en esto?

Me tiró contra el colchón.

—¿No quieres? —Arqueó una ceja. Apreté los labios, teniendo en cuenta su propuesta.

—Bueno, si...

—Muy bien, entonces todo está resuelto.

—¿Controlador?

—No, solo soy un soldado que sabe que la muerte no discrimina y no quiere andar perdiendo el tiempo, cuando podemos tener todo lo que queremos, ahora. —Tragó saliva—. Nunca he estado tan seguro de algo, Bella. Te amo, cariño.

Envolví mis brazos alrededor de él.

—También te amo. No esperaba todo esto tan pronto, pero no puedo esperar para convertirme en la señora del Sargento Jasper Whitlock. —Fruncí los labios, jugando—. Y prometo no dejarte en bancarrota con el anillo... mucho.

Se rió entre dientes.

—Vamos a comprar el anillo más grande posible. Quiero que el idiota de tu jefe, y todos los demás después de él, sepan que ya estás tomada.

—Tomada por un soldado sexy como el pecado. Confía en mí, mi jefe no te llega ni de lejos.

—Me importa una mierda si lo hace. Tú conoces mis sentimientos sobre el matrimonio y que voy en serio contigo. Si alguna vez piensas en alejarte, habla primero conmigo. Haré todo lo que pueda para hacerte feliz, querida.

Mi sonrisa se suavizó mientras mi corazón se desbordaba. Asentí en acuerdo.

—Lo haré —hablé con sinceridad. Sabía que un soldado está preparado siempre; él conocía lo peor.

Su expresión cambió, envió escalofríos a través de mí; era una mirada que nunca iba a olvidar.

—Sí, Dios no lo quiera, me pasa algo, quiero que sigas adelante y seas feliz. Prométemelo.

¿Cómo llegó esta conversación rápidamente a un territorio sombrío? Las lágrimas llenaron mis ojos y una pesada carga me apretó el pecho. Me dolía solo de pensarlo.

—Hola, cariño. Todavía estoy aquí. —Pasó el dorso de su mano por mi cara. Me mordí el labio inferior, tratando de no perderme en todos los

“qué pasaría si...”, y los “puede ser”.

—Soy un bastardo testarudo y posesivo. Mientras quede un aliento en mí, voy a luchar para volver contigo. Voy a luchar para joder este mismo cuerpo, y besar estos labios sexy. —Arrastró sus dedos sobre mis labios—. Y voy a luchar para garantizar que ningún otro hombre tenga el placer de hacer lo mismo. —Rozó sus labios contra los míos.

Cuando se alejó, me sentí más ligera. No podía controlar lo que estaba por venir. Sobre lo único que tenía control era sobre el ahora.

—¿Qué te detiene, soldado?

Se echó hacia atrás, arqueando una ceja, una sonrisa tensa estirando sus labios.

—Dilo de nuevo.

—¿Por qué no estás jodiendo este hermoso cuerpo todavía? —Traté de reprimir una sonrisa, pero fracasé.

—Por qué no está desnudo. —Me besó con fuerza y rapidez, antes de empezar a desnudarme.

A través de los años, la ropa había sido mi salvación, ahora era la única cosa que detenía al Sargento Jasper Whitlock de acariciar mi cuerpo regordete cada minuto de cada día. Me demostró su amor una y otra vez, y probé el mío esos siete meses en los que estuvimos separados durante su último, y más corto, período de servicio.

Uno no puede controlar todo en la vida, pero la única cosa que se puede controlar es el nivel de compromiso con el amor. Solo aquellos que aman sin compromiso pueden fallar. Solo aquellos que no están suficientemente comprometidos llegan al divorcio. A las personas les gusta decir que se les terminó el amor, pero la verdad es que el amor es más fuerte que el tiempo o la distancia, que las pruebas y los obstáculos. El amor es lo que multiplica nuestras bendiciones, pero si pierdes tu pasión, tu compromiso con él, sin duda con el tiempo acabarás perdiendo el amor también.


Afortunadamente, Jasper y yo nunca lo perdimos. ¿Y quién iba a pensar que toda una vida de amor podría provenir de una carta?



Historia Original
Christin Lovell - Una Carta


3 comentarios:

  1. Ayyyy terminó :'(
    Me gustó mucho la historia, que cambiará un poco con Jasper y que fuera así... Que de verdad quiera a Bella y que quieran estar juntos!!!!
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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  2. Ayyyy terminó :'(
    Me gustó mucho la historia, que cambiará un poco con Jasper y que fuera así... Que de verdad quiera a Bella y que quieran estar juntos!!!!
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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  3. Ohhh, se terminó :( me gustó muchísimo la historia!!!

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