4 de octubre de 2015

Capítulo final de Kimberley Diamond.



Esta querida, amable y sorprendente visión de amor es mía.
Abre su cuerpo a mí siempre que se lo suplico, pido u ordeno. Si quisiera, podría levantar su camisón justo ahora y exponer sus muslos pálidos y su sexo oscuro a mis ojos hambrientos. O podría desabotonar la parte de arriba y mirar sus senos desnudos hasta que sus pezones se alcen ante mi mando. A veces duermo con mi mano entre sus piernas, solo porque tengo el derecho a hacerlo. Ella es mía y adora pertenecer a mí.
Yo también pertenezco a ella.
Nunca supe que una mujer podía mirar la piel desnuda de su esposo y desearlo tanto como él a ella. He aprendido mucho de Bella.

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