Epílogo - Novia de Pueblo

El sol brillaba una tarde de julio, dos años después que el auto de Leah se descompuso cerca de Forks. Bella preparaba una jarra de té helado cuando Leah llamó a la puerta de la cocina.

—Entra —dijo Bella—. Está abierto.

Momentos después, Leah apareció, un poco cansada.

—¿Cómo te fue esta tarde en la biblioteca? —inquirió Bella en tanto ponía cubos de hielo en la jarra.

—Muy bien, gracias.

—Rachel sigue dormida —anunció Bella.

Leah suavizó la mirada al ver el patio recién construido, donde su bebé dormía bajo la sombra del enorme olmo.

—La tarde estaba tan agradable, que dejé a la nena afuera —Bella se secó las manos. 
Sirvió té en dos vasos y sacó una bandeja de galletas al patio.

La niña, de nueve meses, se movió cuando Leah le puso una mano protectora en la espalda. Cuando se volvió, miró el abdomen crecido de Bella.

—¿Cómo te sientes tú?

—Como un globo —Bella apoyó las manos en su vientre y lo tocó con suavidad—. El médico me dijo que tal vez tarde dos semanas más.

—¡Dos semanas más! —Leah la miró con comprensión.

—Yo esperaba que el bebé decidiera nacer esta semana. Te juro, Leah, que cuando estabas embarazada de Rachel rebozabas salud. Al verte, todo parecía fácil y natural.

—¿De veras? —rió Leah.

—Me siento muy mal. Mis piernas están hinchadas, mis manos y pies también se inflaman... No hay una sola parte de mi cuerpo que tenga su tamaño normal.

—Las últimas semanas siempre son así —sonrió su amiga—. Creo que la diferencia fue que Rachel nació en octubre, cuando hace menos calor.

Con dificultad, Bella cruzó las piernas.

—Sólo espero que nuestro bebé tenga el mismo carácter que Rachel. Es una niña muy buena y tranquila.

—Su tío Seth piensa que pronto empezará a caminar.

—Creo que tiene razón —Bella cambió de postura pues le resultaba difícil estar en la misma posición por más de unos cuantos minutos.

—Ah, casi lo olvidé —Leah volvió a la cocina y regresó con un libro de literatura infantil—. Recibí la primera copia del libro ayer, por correo. Bella, no te puedo contar lo emocionada que estuve al ver el libro.

Bella volvió las hojas con cuidado.

—Las ilustraciones son fantásticas... casi tan buenas como la historia.

—Las críticas han sido excelentes. Alguien comentó que esperaba que se volviera un clásico infantil. Me parece muy emocionante.

—Claro que sí. De lo contrario, tu editor no te hubiera comprado con tanta rapidez el segundo libro.

—La segunda venta fue tan increíble como la primera —confesó Leah con una sonrisa.

—Piénsalo, en unos cuantos años, nuestros hijos leerán tus historias e irán juntos a la escuela. Serán los mejores amigos.

—Es maravilloso, ¿verdad?

Antes que Leah prosiguiera, la nena despertó. Al ver a su madre junto a Bella, sus ojos negros brillaron. Estiró los bracitos.

Leah se levantó y sacó a Rachel de la cuna, besándole las mejillas.

—Será mejor que regrese. Muchas gracias por cuidar a mi hija. Tuve que quedarme en la biblioteca a darle instrucciones a la nueva bibliotecaria.

—No te preocupes, no me causó el menor problema. Dile a Emily que visite a su hermana con más frecuencia para que yo pueda ver a Rachel.

—Llámame después para decirme cómo te sientes.

Bella asintió con una sonrisa.

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Después de diez minutos, Edward se estacionó atrás de la casa. Bella le hizo una seña desde el pórtico.

Edward se reunió con ella y rodeó lo que alguna vez fue una cintura delgada. Entraron en la cocina.

—¿Estás bien? —su mirada fue cálida y tierna.

Bella no supo cómo contestar. Estaba emocionada, nerviosa, expectante. Tantas emociones la abrumaban que no sabía cuál era más importante.

—¿Bella?

—Me siento bien —no necesitaba mortificarlo con sus quejas.

Hubo un momento en que se sintió rara. Esa era la mejor manera de describirlo. Leah le explicó que en las últimas semanas de cualquier embarazo había diferentes punzadas y dolores. Con el tiempo, Bella esperaba acostumbrarse a esa nueva sensación.

—¿Rachel te dio muchas dificultades? —Edward la besó con ternura.

—Durmió casi todo el tiempo —Bella besó la mejilla de su esposo—. Preparé té helado. ¿Quieres?

—Por favor.

Bella estiró la mano para tomar un vaso, y un dolor agudo pareció dividirla en dos. Gimió.

—¿Bella?

Esta se sujetó el vientre y miró a su esposo.

—Dios mío, acabo de sentir un dolor.

—¿Son contracciones? —Edward palideció.

—Creo que sí —sonrió, asombrada—. No esperaba que fueran tan fuertes desde el principio.

—¿Y ahora qué? —él llegó a su lado en un segundo.

—Creo que debería llamar al médico.

—No —Edward alzó la mano como si pudiera detener a la naturaleza—. Yo lo haré. Quédate aquí, no te muevas.

—Pero, Edward...

—Por el amor de Dios, Bella, no discutas ahora conmigo. ¡Estamos a punto de tener un bebé!

Lo dijo como si acabara de descubrirlo. Bella notó que estaba muy blanco. Cuando acabó de hablar con el médico, la miró con pánico y anunció Carlisle, su padre ordenó que fueran de inmediato al hospital. Corrió al dormitorio y regresó con la maleta ya lista de Bella. Se detuvo al ver que estaba en el teléfono.

—¿A quién llamas?

—A papá y a Sue. Les prometí hacerlo.

—Bella, ¿puedes dejarme esa tarea?

—Está bien —le dio el auricular y fue a su dormitorio a recoger el resto de sus cosas. El tiempo le había enseñado que de nada servía discutir con Edward.

—Bella, no te vayas.

—Sólo quiero tomar mis cosas antes de irnos, Edward —sintió dolor en la espalda y se detuvo, apoyando las manos en el abdomen. Levantó la cabeza y le sonrió—. Ay, Edward, el bebé...

El dejó caer el teléfono y corrió a su lado.

—¿Ahora?

—No —rió y le acarició el rostro—. Pasarán horas todavía. ¡Ay! Acabo de sentir otro dolor... muy fuerte.

Edward tragó saliva y le tomó las manos.

—He esperado este momento desde hace nueve meses y te juro que nunca he estado tan asustado en mi vida, Bella.

—No te preocupes tanto —le acarició la cara y lo besó, tratando de consolarlo.

Edward exhaló y asintió con la cabeza. La alzó en brazos, ignorando sus protestas y la metió en la camioneta. Cuando la acomodó en la cabina, volvió a la casa por la maleta.

—De veras me gustaría hablar con papá y con Sue.

—Los llamaré del hospital. No discutas, Bella. Yo estoy a cargo de esto.

Sólo otro dolor agudo y la consideración por los sentimientos de Edward evitaron que Bella empezara a reír.

☙💗❧ 💗 ☙💗❧

Diez horas después, Bella estaba en la cama del hospital, agotada. Cuando abrió los ojos, vio a su padre y a Sue, quienes la miraban con orgullo y alegría. Charlie oprimió la mano de su hija con suavidad.

—¿Cómo te sientes, nueva mamá?

—Muy bien. ¿Ya lo vieron? ¿Verdad que es muy hermoso?

Charlie asintió y no pudo hablar por un momento.

—Edward está ahora con sus padres y el bebé

—Creo que nunca había visto a Edward con esa expresión —murmuró Sue—. Es muy tierno y amoroso.

Charlie estuvo de acuerdo.

—Cuando Edward salió a decirnos que había nacido Alec,  tenía los ojos llenos de lágrimas. Bella, ese hombre te ama con locura.

—Lo sé, y yo también lo amo.

—Descansa, Princesa —Charlie le palmeó la mano—. Sue y yo volveremos mañana.


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Cuando Bella abrió los ojos por segunda vez, Edward estaba a su lado. Ella estiró la mano y le sonrió.

—No habría podido hacerlo sin ti. Gracias por quedarte conmigo.

—Quedarme contigo —repitió él con suavidad y le acarició el rostro—. Nadie en el mundo habría impedido que estuviera a tu lado. Bella, te juro que hubiera hecho cualquier cosa por evitarte ese dolor. Cualquier cosa —su voz reveló la angustia de las últimas horas.

—No fue mucho tiempo y ahora tenemos un hijo precioso —su sonrisa fue conmovedora.

—Todos los meses que hablamos del bebé —comentó Edward con los ojos brillantes—, me parecía algo irreal, cuando estuviste en la sala de operación, sufriendo tanto... me sentí muy importante. Quería ayudarte y no había algo que pudiera hacer. Al fin Alec nació y cuanto lo vi, te juro que algo le pasó a mi corazón. El amor que sentí por ese bebé, fue tan intenso que casi no podía respirar. Pensé que estallaría en llanto en ese momento.

—Ay, Edward...

—Nunca podré agradecerte todo lo que me has dado, Bella Cullen.

—Claro que puedes —sonrió—. Sólo quiéreme.

—Te amo —susurró Edward con la voz ronca por la emoción—. Siempre te amaré.

Historia Original 
Novia De Pueblo de Debbie Macomber

Esta adaptación fue realizada en colaboración con
Maritza LH






11 comentarios:

  1. Lindo cierre, gracias por la historia.

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  2. Que ternura!!!! Muy chas gracias por esta adaptación tan hermosa.... Y por este final fantástico y lleno de amor!!!! *-* 😍
    Besos gigantes!!!!
    XOXO

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  3. Me facino la historia.

    Nos seguimos leyendo.

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  4. Edward no se siente importante, se siente impotente. Es una errata

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  5. Fue una gran y hermosa historia muchas gracias!!!!

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  6. Gracias x fin una linda familia feliz y su hermoso bebe =)

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  7. Muchísimas gracias super adore la historia graciasssss graciasssss graciasssss

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  8. Muy lindo .... gracias 😊 💋❤❤

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