Siento el dolor como un sueño y es tan insidioso, tan difícil de eludir…. Cuando estás consciente, voluntariamente puedes cambiar la dirección de tus pensamientos, mientras que dormido no puedes hacer nada sino enfrentarlos. Y cuando finalmente despiertas, el dolor permanece y perdura, atormentándote más.
Yo no podría vivir con ese dolor. No por el resto del tiempo que me quedaba ahí.
Me obligué a moverme, mis pies se tambalearon con la pesadez en mis extremidades. Me quité las pegajosas ropas, tomé una larga ducha caliente (Sin mirarme al espejo), me puse una gruesa y suave bata del hotel, y la anudé a mi cintura apretadamente. Se sentía bien.
“¿Ves? Pequeños pasos. Pasos de bebé.”
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