5 de julio de 2015

Actualización de A Letter to my Husband.



Siento el dolor como un sueño y es tan insidioso, tan difícil de eludir…. Cuando estás consciente, voluntariamente puedes cambiar la dirección de tus pensamientos, mientras que dormido no puedes hacer  nada sino enfrentarlos.  Y cuando finalmente despiertas, el dolor permanece y perdura, atormentándote más.

Yo no podría vivir con ese dolor.  No por el resto del tiempo que me quedaba ahí.

Me obligué a moverme, mis pies se tambalearon con la pesadez en mis extremidades. Me quité las pegajosas ropas, tomé una larga ducha caliente (Sin mirarme al espejo),  me puse una gruesa  y suave bata del hotel, y la anudé a mi cintura apretadamente.  Se sentía bien.

“¿Ves? Pequeños pasos. Pasos de bebé.”

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