—¡Yo sí! —desafió ella, incapaz de detener su cuerpo que temblaba como una frágil hoja al viento—. Déjame en paz. ¡Sabía que actuarías así!
—¿Lo sabías? ¿Cuándo lo supiste? ¿Cuando regresé? ¿Cuándo te dije que estaba enamorado de ti? ¿Cuándo hicimos el amor? ¿Cuándo te casaste conmigo? ¿Cuándo lo supiste, Bella? ¿Cuándo?...
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