Se echó a reír negando con la cabeza.
— ¿Será posible? ¿Otro?
—Es que el anterior no funcionó. — entró en la tienda mirando a su
alrededor frunciendo la nariz— ¿A que huele aquí?
—Shusss. — miró hacia la trastienda— La señora Cooper está durmiendo la
siesta y pone incienso de jazmín porque dice que la relaja.
—Pues huele fatal. — se sentó sobre el mostrador— ¿Quieres ir al cine?
—No puedo. — colocó unos libros en la estantería dándole la espalda—
Tengo que hacerle la cena al pastor Cullen y después he prometido ver la tele
con él.
— ¡Joder, eres joven! No puede pretender que te quedes en casa siempre.
—No lo pretende. Pero el jueves es su programa favorito y le gusta
comentarlo.
— ¿Otra vez vas a ver ese rollo de asesinatos?
—Son hechos reales.
—Es morboso.
Se echó a reír dándose la vuelta y se quedó de piedra al ver a Edward
entrando en la tienda. Al verla apretó las mandíbulas, pero el gran Edward
Masen no iba a dar la vuelta y quedar fatal. Se acercó al mostrador e Riley
bajó a regañadientes mirándolo con odio.
—Buenas tardes. — saludó él
poniendo su mano sobre el mostrador mirando su cicatriz haciendo que se le
retorciera el estómago. Después de tres años seguía siendo la muchacha que
pisaba sin ningún remordimiento y ella lo odiaba. Levantó una ceja al ver que
no recibía respuesta— ¿Tienes el nuevo libro de Carlyle Scott?
—Está ahí mismo, ¿estás ciego? — preguntó Riley con ganas de pegarle un
puñetazo desde hacía años.
Edward miró a su amigo.
— ¿Tienes algún problema?
—Riley, por favor.
Su querido hermano sonrió irónico yendo hacia donde Riley había señalado
y cogió uno de los libros. A Isabella se le cortó el aliento cuando escuchó a
su amigo susurrar.
— Perro traidor.
Edward se tensó con evidencia marcando los músculos de su espalda bajo
su camiseta gris, antes de volverse para fulminar con la mirada a su amigo.
— ¿Qué has dicho?
—Seguro que ya lo has oído mucho. — dijo Riley con burla— Es lo que
ocurre cuando traicionas a tu familia, que tarde o temprano todo el mundo se
entera.
—No tienes ni idea de lo que hablas.
—Claro que lo sé. — Riley se echó a reír. La cara de perplejidad de
Edward le hizo reír aún más— ¿No te has enterado? — miró a su amiga que estaba
pálida por el enfrentamiento— Joder, ¿no te has enterado tampoco?
—No sé de qué hablas, pero por favor no busques problemas.
Riley les miró atónito.
— ¿No sabéis lo de Elizabeth? ¡Se comenta en toda la ciudad!
Al oír el nombre de Elizabeth se llevó una mano al pecho y Edward
entrecerró los ojos.
— ¿De qué coño hablas?
— ¡Elizabeth le escribió una carta al periódico local desde California!
La publicarán mañana. Cuenta lo que pasó esa noche.
Isabella se tambaleó hacia atrás golpeándose contra la estantería que
había detrás dejando caer una taza de publicidad. Miró a Edward que siseó sin
perderla de vista.
— ¿Y qué iba a tener que decir de esa noche que no sepamos ya?
Isabella negó con la cabeza pálida como la nieve sabiendo lo que vendría
ahora. Otra vez le echaría la culpa a ella.
— ¡Déjala en paz! ¡Ya le habéis hecho bastante!
Edward perdió la paciencia y le cogió por la pechera de la camiseta con
agresividad.
— Mira enano, estás empezando a tocarme lo huevos.
Su amigo demostrando que no le temía sonrió.
— ¿Qué va a contar? Que ella llevaba el coche esa noche totalmente
borracha y que le jodió la vida a su hermana para que después la echaran de
casa como a un perro. Al parecer los remordimientos han podido con ella. Es una
pena que no dé la cara. Muchos se la romperían encantados después de lo que
hizo.
Edward palideció.
— Mientes.
Isabella se echó a llorar corriendo lo que podía hasta la trastienda
cerrando la puerta de un portazo despertando a su jefa que se sobresaltó.
—Niña, ¿qué ocurre? ¿Nos atracan?
Se volvió ligeramente y la mujer se asustó al ver que estaba llorando.
— ¿Usted lo sabía?
— ¿El qué? ¿Quién se ha muerto?
— ¿Sabía lo de Elizabeth?
— ¿El qué? ¿Ha vuelto?
Cerró los ojos sin entender lo que estaba pasando. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no tuvo el valor de hacerlo antes? Se
limpió las lágrimas y la señora Cooper la cogió con suavidad de los hombros y
le dio la vuelta.
— ¿Qué pasa, niña? ¿Por qué lloras?
— ¡Mientes! —gritó Edward al otro lado de la puerta. Escucharon un golpe
y la señora Cooper gritó apartándola de la puerta para salir y ver a Riley
tirado en el suelo rodeado de libros después de haber tirado una de las mesas
de exposición, mientras Edward le gritaba señalándole con el dedo— ¡Eres un
mentiroso! ¡Mi hermana nunca haría algo así!
Riley se echó a reír.
— Mentirosa ella. Y lo más sorprendente es por qué lo hizo. Sorprendente
y ruin.
— ¿Qué está pasando aquí? — gritó la señora Cooper provocando que Edward
las mirara. Al ver como se volvía a meter en la trastienda, furioso fue hasta
ella y la cogió del brazo sacándola a tirones— Suéltala. Edward, ¿estás loco?
—Joder, que hijo de puta eres. — Riley se levantó rabioso y le pegó un
puñetazo a Edward que lo tiró sobre la puerta de cristal rompiéndola.
La señora Cooper gritó abrazándola mientras temblaba de miedo e Riley se
tiró de nuevo sobre él provocando que cayeran a la acera.
— ¡Riley, no! — gritó asustada porque a su amigo le pasara algo. Alguien
estaba sangrando y chilló histérica al ver sangre en la camiseta de Edward —
¡Basta!
Varios chicos del equipo de fútbol del instituto corrieron hasta ellos y
los separaron. Ambos estaban fuera de sí, pero quien estaba peor era Riley,
pues Edward era mucho más corpulento.
— ¡Eres muy valiente con uno que pesa la mitad que tú! —gritó ella
horrorizada al ver a su amigo tirado en el suelo sangrando por la boca— ¿Quién
te crees que eres? ¿Por qué no me pegas a mí?
Edward palideció.
— Bella, ¿qué dices?
—Es a mí a quien quieres gritar y pegar, ¿por qué no lo haces? ¡Cómo
decías sólo le he creado problemas a tu hermana! ¡Pégame a mí!
Edward furioso se soltó de los chicos que le sujetaban y varios temieron
que lo hiciera.
— Estás loca.
En ese momento la mirada de Bella demostró todo el rencor que sentía y
siseó.
— Yo no conducía ese coche.
Edward dio un paso atrás como si le hubiera golpeado.
— Mientes. Mentís los dos.
Se echó a reír histérica y señaló su mejilla.
— Mira lo que me ha hecho Elizabeth. — levantó la pernera del pantalón
señalando la horrible cicatriz— ¡Míralo! — Edward la miró horrorizado— Pero eso
no es nada. Nada comparado con lo que me has hecho tú. Por ella no abrí la
boca, pero por ti no movería ni un dedo. Me das asco.
Los murmullos los rodearon y entonces Isabella se dio cuenta que a su
alrededor había mucha gente. No le gustaba que la miraran y agachó la cabeza
haciendo que su cabello la cubriera, mientras Riley la cogía por los hombros
queriendo protegerla.
—Vamos dentro, Bella.
El sheriff apretó los labios mirando la puerta de la librería y se
volvió hacia Edward quitándose el sobrero.
— Ya sabía yo que esto pasaría tarde o temprano.
— ¿Y qué quiere decir? — Edward se acercó agresivo— ¡Están diciendo
mentiras de mi hermana!
—No son mentiras, Masen. Es la pura verdad. Pero no podía demostrarlo
porque ambas lo negaban. Pero fue así según las pruebas periciales. ¿Cómo crees
que encontramos a Isabella para que se hiciera esas heridas? Porque cubrió a
Elizabeth y su pierna derecha quedó atrapada bajo el salpicadero del pasajero.
Edward palideció.
— ¿Y sabes por qué lo hizo Elizabeth? ¿Sabes por qué lo hizo tu querida
hermana? — preguntó Riley queriendo hacerle daño.
—Por favor, déjalo. — tiró de su amigo hacia dentro de la librería, pero
él se resistió.
—No, tiene que saberlo. Quiero verle la cara cuando se entere. — se echó
a reír sin ganas mientras la señora Cooper lloraba al ver su sufrimiento. —
Porque no quería perderse la Universidad. ¡Porque sabía que la castigaríais y
decidió mentir ya su hermana estaba inconsciente para defenderse!
Isabella sin aliento le miró incrédula justo antes de desmayarse entre
sus brazos intentando huir del dolor.
Se despertó sobre el sofá de la señora Cooper, que estaba muy nerviosa
mientras el doctor la reconocía.
— ¿Qué ha ocurrido?
—No pasa nada. — el doctor Gerandy sonrió— Sólo ha sido la tensión del
momento.
—Dios mío. La que se ha organizado.
El reverendo entró en la estancia muy preocupado.
— ¿Cómo está, doctor?
—Bien. Que vaya a casa y se acueste un rato.
—Estoy bien. Tengo que hacer la cena. Hoy toca lasaña. — se sentó en el
sofá y el anciano reverendo se acercó cogiéndole la mano.
—Niña, pediremos una pizza. —forzó una sonrisa— Vamos a casa.
La ayudo a levantarse y ella sonrió.
—Estoy bien.
—Claro que estás bien. — le dio palmaditas en la mano con su mano
arrugada por los años— Eres muy fuerte.
—Que descanse. —dijo el doctor cogiendo el maletín— Voy a ver a los de
fuera.
Ella se detuvo asustada.
— ¿Siguen ahí?
— ¡Nadie va a abrir la boca por la cuenta que les trae! — dijo el
reverendo— ¡Cómo se les ocurra los excomulgo!
— ¿De veras? — preguntó encontrándole la gracia— ¿Al primero que abra la
boca?
—Por supuesto.
El doctor se echó a reír y les abrió la puerta. En la tienda estaban
Riley, el sheriff tomando notas y Edward cruzado de brazos mostrando un corte
en su bíceps izquierdo.
Riley en cuanto la vio dio un paso hacia ella.
— ¿Te encuentras bien?
— ¡Silencio! — ordenó el reverendo deteniéndolo en seco.
En ese momento llegó Alistair empujando a los que estaban ante la tienda
y ella gimió al escucharle gritar.
— ¿Qué coño ocurre aquí? — asombrado vio la puerta de la librería y la
atravesó sin molestarse en abrir la puerta.
—Alistair, espera que les estoy tomando declaración. — dijo el sheriff
señalándole con el bolígrafo.
—Edward, ¿qué ha pasado?
—Aparta, Masen. — dijo el reverendo porque estaba en medio de la salida.
Alistair la miró atónito.
— ¿Isabella? ¿Estás bien?
Esa pregunta hecha tres años después la dejó de piedra. Sus ojos se
llenaron de lágrimas mirando el rostro del que casi toda su vida había sido su
padre. Sin dejar de mirarle se dejó llevar por el reverendo Cullen para salir a
la calle.
— Ten cuidado no te cortes, pequeña. Llegaremos a casa y te darás uno de
esos baños que te gustan. —al salir todos se apartaron para dejarlos cruzar la
calle y ella perdió de vista a Alistair, que parecía torturado—Y después
comeremos una pizza mientras vemos el programa. Ya verás cómo lo pasamos. O
podemos jugar a las cartas. Como quieras. Haremos lo que a ti te apetezca.
El reverendo no dejó de hablar hasta llegar a la casita donde vivían
detrás de la Iglesia.
Al entrar ella forzó una sonrisa.
— Estoy bien. Voy a darme una ducha y bajo a hacer la cena. Así me
distraigo.
— ¿Quieres hablar? — preocupado apartó un rizo rubio de su frente.
—No hay nada que decir. — susurró yendo hacia la escalera. Le había
dolido que Elizabeth le hubiera destrozado la vida y le echara la culpa por
algo tan absurdo, pero ya no había vuelta atrás. Si tenía remordimientos era su
problema. Ella no había hecho nada malo y no quería darle más vueltas al
asunto. Isabella sabía la verdad desde el principio. Y la verdad siempre salía
a la luz. Si ellos se sentían mal por lo que había pasado, a ella no le
afectaba. Sólo esperaba que no la molestaran más.
Salía del baño con el albornoz puesto, cuando escuchó al reverendo
hablar en el piso de abajo. Se tensó al oír a Alistair y a Edward y se acercó a
la pared hasta borde de la barandilla para escuchar.
— ¿Cree que deberíamos volver mañana? ¿Estará más tranquila? — preguntó
Alistair aparentando una preocupación que ella sabía que era falsa.
—No creo que quiera hablar con vosotros. Debéis respetarla. La niña ha
sufrido mucho. — los ojos de Bella se llenaron de lágrimas— ¿Os dais cuenta de
lo que habéis hecho? ¿De lo sola que se ha sentido después de que ese accidente
destrozara su vida? ¿Es que no tenéis corazón? — preguntó levantando la voz.
—Queremos hablar con ella. — dijo Edward cortándole el aliento.
— ¿Para qué? ¿Para remover el dolor?
¿Para hablar de la traición de la que consideraba su hermana, que no se
ha dignado a pasar por aquí en tres años para ver la destrucción de sus actos?
¿Hablar de cómo el que consideraba su padre le diera la espalda sin ir a verla
al hospital? ¿O cómo su hermano le decía que no quería que volviera a pisar la
que consideraba su casa, porque sólo creaba problemas? ¿Cuándo llevaría la
marca de lo que su hermana había provocado en su cara, viéndosela todos los
días en el espejo? ¡Nunca podrá olvidarlo! ¡Dejarla en paz de una vez! ¡Le
habéis roto el corazón tantas veces que no se recuperará nunca! ¡Si tenéis
remordimientos, aprender a vivir con ellos, pero dejarla en paz!
—Vamos, hijo. — ella se acercó a la barandilla y vio como Alistair
empujaba del pecho a Edward para obligarle a salir.
Edward miró hacia arriba y ella se escondió sin poder evitarlo.
— ¿Bella?
Ella se mordió el labio inferior encogida contra la pared, dejándose
caer hasta el suelo lentamente.
— Bella, sólo queremos hablar. — la voz de Edward mostraba
arrepentimiento y ella sollozó sin poder evitarlo.
— ¡Fuera de mi casa! — gritó el reverendo.
— ¡Vámonos, Edward!
Fue un alivio escuchar cómo se cerraba la puerta. Escuchó los pasos del
reverendo por la escalera y levantó la vista cuando llegó a su lado.
— Hija, ha llegado el momento de irse.
Le miró con los ojos llorosos.
— ¿A dónde?
—Mereces ser feliz y aquí no lo serás. Vete algún sitio donde puedas
empezar de nuevo.
—No tengo a dónde ir. — respondió llorando.
—Ya hablaremos de eso. Ahora deja de llorar y descansa un poco. Ya
veremos cómo lo arreglamos.
Se levantó del suelo y le besó en la mejilla.
— Gracias.
—No, niña. Gracias a ti por hacer que estos últimos años fueran tan
agradables. — la miró con cariño acariciando la mejilla de su cicatriz— Si
hubiera tenido una hija me hubiera gustado que fuera como tú.
Bella sonrió intentando no llorar y se volvió hacia su habitación.
Se puso un chándal rosa para estar cómoda y decidió que era mejor
trabajar para estar distraída. Así que empezó a hacer las galletas para la rifa
del domingo mientras preparaba la lasaña. El reverendo sonrió al verla trajinar
por la cocina y le robó una galleta.
— ¡Ni se atreva, que después no cena!
Él se echó a reír yendo hacia al salón mientras se la comía. Estaba
decorando las galletas con glass real y decidió poner un poco la radio. Estaban
comentando las noticias y hablaron de la desaparición de un niño de tres años
en Austin en un centro comercial.
— Pobre niño. — susurró
dejando la galleta sobre la bandeja antes de coger otra.
—Su nombre es Tyler Crowley. Es moreno de ojos castaños y en el momento
de su desaparición llevaba un pantaloncito corto verde y una camiseta blanca
con la cara de Mickey. Las autoridades piden su colaboración. Ahora continuamos
con la actualidad. La inauguración del parque…— distraída miró hacia el
horno y sonrió al ver que la lasaña casi estaba lista. Terminó las galletas y a
toda prisa puso la mesa en el salón. Estaba colocando los cubiertos en su sitio
cuando vio la foto del niño en las noticias.
— Póngalo más alto, reverendo.
El hombre sentado en el sofá levantó el mando y escucharon decir.
— El niño estaba con su madre en una tienda de ropa y cuando su madre se
volvió, el niño ya había desaparecido.
—Pobre mujer. — dijo el reverendo apoyando los codos en sus piernas
atento a la noticia.
—Después de dar la alarma de inmediato, se cerró el centro comercial,
pero después de revisar cada una de sus instalaciones, no se halló al niño.
Según las cámaras de seguridad el niño fue sacado por una puerta para empleados
apenas cinco minutos después de que la madre se diera cuenta de su
desaparición, por lo que no dio tiempo a que las medidas que se tomaron fueran efectivas.
—Le han secuestrado. — dijo ella sentándose en el sofá.
—Desgraciadamente. — continuaba el presentador— Este tipo de actuaciones
ocurren más a menudo de lo que nos creemos. —varias fotos de niños aparecieron
en la pantalla una detrás de otra — De estos niños no se ha vuelto a saber
nada. Por ejemplo, Ben Cheney desapareció con cinco años de una heladería de un
centro comercial en Boston—la foto de un niño rubio apareció en la pantalla— No
se volvió a saber nada de él. Así como de Isabella Swan.
La foto de una niña en la pantalla le robó el aliento y sintiendo que se le paralizaba el corazón. Se levantó a toda prisa acercándose a la televisión para verla bien.
— Isabella desapareció de un centro comercial en Manhattan a la edad de siete años. Su madre no pierde la esperanza. Si tienen cualquier información de Tyler Crowley llamen al número que aparece en sus pantallas.
La foto de una niña en la pantalla le robó el aliento y sintiendo que se le paralizaba el corazón. Se levantó a toda prisa acercándose a la televisión para verla bien.
— Isabella desapareció de un centro comercial en Manhattan a la edad de siete años. Su madre no pierde la esperanza. Si tienen cualquier información de Tyler Crowley llamen al número que aparece en sus pantallas.
Atónita se volvió hacia el reverendo que también tenía la boca abierta.
— Eres tú.
—Isabella Swan. Me llamo Isabella Swan. — susurró impresionada.
El teléfono empezó a sonar y el reverendo se levantó a coger el teléfono.
— Sí, lo hemos visto. –dijo atónito— Después de tantos años… —tapó el
auricular—Es el sheriff. Ha visto las noticias y te ha reconocido en la foto. —
atónita se levantó yendo hacia la cocina mientras él hablaba con el sheriff.
No sabía lo que sentía. Sonrió abriendo el horno y sacó la lasaña.
¡Tenía madre! ¡Una madre! Y no había perdido la esperanza de encontrarla. Cerró
la puerta del horno y vio su cicatriz en el cristal perdiendo la sonrisa.
—A ellos no les importará. —dijo el reverendo mirándola con tristeza
desde la puerta— Estarán tan deseosos de verte, te habrán echado tanto de
menos, que eso será lo que menos les importe. Son tus padres y te adorarán.
— ¿Usted cree? — se puso nerviosa y apoyó las manos en la encimera de la
cocina respirando hondo— No me esperaba esto. Creía que nunca les encontraría.
—Los caminos del señor son inescrutables. Hace unas horas no sabías a
dónde ir y ya tienes tu rumbo.
Ella le miró a los ojos.
— ¿Debo seguir ese camino?
—Siempre puedes volver. Yo estaré aquí para lo que necesites.
Isabella sonrió y se acercó para abrazarle con fuerza.
—Gracias.
—Ahora vamos a comer esa lasaña, que tiene una pinta estupenda.
El teléfono empezó a sonar de nuevo y el hombre se alejó para contestar
a la llamada.
Estaban a punto de cenar cuando llamaron a la puerta. El reverendo fue a
abrir y al otro lado de la puerta estaba el sheriff que sonrió entrando.
—Mmm, que bien huele.
—Siéntese a cenar con nosotros. Hay lasaña de sobra.
—Gracias, pero mi señora espera en casa— miró a Isabella— Bueno, he
hecho algunas llamadas y parece ser que sí es cierto que desapareciste de un
centro comercial de Manhattan. –miró la libreta que llevaba en la mano— Tu
nombre es Isabella Swan y te secuestraron en un despiste de tu niñera mientras
tu madre se estaba probando ropa.
A Isabella se le cortó el aliento.
— Investigaron a la niñera porque por la posición de tus padres se creía
que estaba implicada, pero al final como no te encontraron ni dieron señales de
viva, no tenían nada. El caso lo lleva el FBI y vendrán por aquí a investigar
pues el caso todavía sigue abierto.
— ¿Cómo no dieron con ella antes? Además, sabiendo su nombre…
—Es inexplicable. Cuando la encontramos, revisamos las bases de datos estatales,
pero debió haber un error en las nacionales. No sabemos qué ocurrió. Según la
fecha en la que te encontramos sólo habían pasado tres días desde tu
desaparición. Supongo que el FBI tendrá las explicaciones que necesitas. Lo que
está claro es que se intentaron deshacer de ti. Tenías un golpe en la cabeza y
te habían tirado en una cuneta. ¿Entiendes lo que quiero decir?
—Sí. Que tenga cuidado.
—Exacto. Supongo que mañana mismo tendremos noticias.
—Gracias, sheriff.
—Buenas noches. — salió de la casa y el reverendo sonrió— Bueno, niña. El
camino se ilumina. Veremos hasta dónde llega.
Vaya, que hipócrita Edward, su arrepentimiento llegó demasiado tarde, ahora ella ya tiene familia ¡que emocionante!...Fabuloso el capítulo, excelente trabajo chicas!!!
ResponderEliminarSaludos.
-Sina
Quiero ver esa reunión con su verdadera familia.
ResponderEliminarEsta historia me hace llorar
ResponderEliminarTodo por defender a quien no debía... Solo espero que esta vez Elizabeth si cuente la verdad.... Y ahora Bella puede recuperar a su familia!!!
ResponderEliminarBesos gigantes!!!
XOXO <3
Que triste se dieron cuenta muy tarde y que bueno que bella ya encontró su familia
ResponderEliminarHijo de su mala madre y padre.... Edward y alistar y elizabeth ya no les viene el "arrepentimiento" lo siento x ustedes les costará demasiado el perdón de Bella.
ResponderEliminarActualiza yaaaaaaaa!!!?
orales,,, que suerte
ResponderEliminarNo he parado de llorar... este Edward me cae de la patada... que buena historia espero que Bella se encuentre con su verdadera familia.
ResponderEliminarXD mujer ame el cap graciasssss X. Fin una cucharada de su propio chocolate para Edward hijo de su madre jajajajajajaja X fin la fam de.Bella llorarán lágrimas. Ee.sangre Edward Elizabeth y Alistar súper emocionada X leer el siguiente cap graciasssss hermosa graciasssss graciasssss graciasssss graciasssss
ResponderEliminarQue bueno que al fin sabe quien es y que su familia la busca, quiero saber como sera el reencuentro y que los Masen sufran ahora que Bella tiene a su familia y espero que se vaya lejos, para que sufran mas jijijijiji, les llego la hora de sufrir ������ esperare con ansias el prox cap
ResponderEliminarauuuuuuuuuuuuuu que emocionante.... deseosa de leer massssssss
ResponderEliminarQue malvados los masen por uno lado la ayudan eso se agradece pero DESPUÉS le da la espalda como su nada veremos k pasa con su familia cual sera la historia de ed hay me quede picadaaaaa
ResponderEliminarUn exelente cap, me gusto como Riley defendio a su Amiga, eso si es un verdadero y gran amigo, y llego tarde el arrepentimiento de Elizabeth, Edward y Alistair ahora que pagen por todo lo que la hicieron sufrir, wowww aparecio la familia de Bella y es Rica, siiii es su cara a los Masen ahora Bella podra ser feliz con su familia, ya quiero el siguiente cap esta genial esta historia
ResponderEliminarCreo que Edward y su papá no pensaron bien antes de realizar sus acciones y ahora se arrepienten, que bien que Bella encontró a su familia espero que todo vaya mejor para el!!!
ResponderEliminarDe nada sirve el arrepentimiento tardío, el daño ya está hecho. Ahora queda en espera el reencuentro con sus papás. Me está gustando mucho la historia!
ResponderEliminarYaaaa actualizada sin dejarte d mentir he leído 6 veces cada cap y en los 6 veces llore xk es emosionante imaginar siendo uno a k le paso y muy triste..... Actualizaaaaaa!!
ResponderEliminarAy que capitulo me ha hecho llorar!!!
ResponderEliminarGracias por adaptarla.