Mentiras del Alma 4

Al aterrizar estaba más callada de lo normal, aunque sus hermanos que no paraban de hablar llenaban el silencio. Sonrió al verles mirar por la ventana.

— ¡Hemos llegado a Texas! — dijo Jasper excitado.

—Pareces un crío. — dijo Emmett empujándolo para mirar por la ventanilla— No se ve nada.

Puso los ojos en blanco y se levantó del asiento mirando a su madre.

— Me van a dar el viaje.

Renée se echó a reír mientras la azafata abría la portezuela.

—No os dejéis nada. El avión vuelve a Nueva York en media hora.

—Atrapaaados en Texas. — dijo Jasper con voz de ultratumba recibiendo un codazo de su hermano.

—Más bien atrapados en Greenville. —dijo ella cogiendo su bolso de malas maneras.

—Piensa en Riley y sonríe. — dijo su padre— Si se te hace cuesta arriba, piensa en Riley.

Tomó aire profundamente y asintió.

— Vamos allá.

Bajó la escalerilla tras su madre, que no paraba de hablar de cómo sería la boda y sujeta a la barandilla miró a su alrededor distraída, cuando se quedó de piedra al ver a Edward y a Riley esperándolos ante dos coches.

Sus ojos coincidieron y Edward bajó la mirada lentamente provocando que se enderezara.

—Ay, ay. ¿Ese es Edward? — preguntó su hermano Jasper divertido.

—Cierra el pico. — siseó bajando los dos escalones que le faltaban— ¿Era necesario que viniera él?

Emmett pasó un brazo sobre su hombro y le dijo en voz baja.

— Recuerda lo que te ha dicho papá. Piensa en tu amigo.

Volvió a mirar hacia ellos mientras cogían las maletas que les daban los auxiliares de vuelo. Edward e Riley se estaban acercando e Isabella se mordió el labio inferior siendo totalmente consciente de que Edward cada día estaba más guapo. Ya tenía treinta y cuatro años y se preguntó si se habría casado.

Tiró de la maleta y sonrió a Riley que los últimos pasos los hizo corriendo.

— Habéis venido. —la abrazó con fuerza levantándola del suelo con maleta y todo.

—Te dije que no me lo perdería.

Él la besó en la mejilla y abrazó a sus hermanos mientras se gastaban bromas sobre la boda. Ella ni les escuchaba mientras Edward muy serio llegaba hasta ella penetrándola con sus ojos azules.

— Isabella, me alegro de que estés aquí.

— ¿En serio? — preguntó sin poder evitarlo.

Él se tensó y forzó una sonrisa alargando la mano a su padre.

— Es un placer recibirles en mi casa.

—Gracias por tu hospitalidad.

—El rancho es de Alistair. — dijo ella tirando de su maleta hacia los coches dejándolos con la boca abierta.

Su madre apretó los labios y forzó una sonrisa.

— Hay que darle tiempo.

—Pues cuando vea a Elizabeth la desfigura. — dijo Riley sonriendo.

—Ha cambiado. — dijo Edward mirando su espalda.

—No has visto nada. — dijo Jasper divertido— Ahora tiene un carácter…

—Fue parte de la terapia. — aclaró su padre— No debe callarse nada. Así que ya podéis estar preparados. ¿Crees que habrá problemas?

Edward negó con la cabeza.

— Estamos preparados para todo.

— ¿Qué? ¿Nos vamos? Estoy deseando regresar al rancho— dijo ella con ironía mirando sobre su hombro.

—Sí, ya noto tu impaciencia. — dijo Edward entre dientes.
 
Jasper y Emmett se miraron sonriendo.

—Van a ser cuatro días muy interesantes.

—Procurar que se desahogue antes de la boda, ¿queréis? — dijo Riley a punto de reírse.

— ¿Por qué crees que vinimos antes? — su madre cogió de la mano a su padre caminando hacia los coches.

Isabella cruzada de brazos golpeaba la planta del pie contra el asfalto como si estuviera harta de esperar.  Miró a Riley.

— ¿Qué coche llevas tú?

Los chicos se miraron y ella entrecerró los ojos con desconfianza.

— Nosotros nos vamos de despedida.

Abrió la boca alucinando.

— ¿Y yo no puedo ir?

— ¿Estás loca? ¡Es una despedida de soltero! — dijo Emmett escandalizado.

— ¡Soy su mejor amiga! ¡No es justo!

Su madre se echó a reír.

—Hija, irán a un sitio donde tú llamarás la atención.

— ¡Estupendo! — enfadada porque no podía ir y porque Edward no le quitaba la vista de encima, se subió al primer coche que pilló.

Edward levantó las cejas y se acercó al coche.

— Bella… —ella entrecerró los ojos —Ese es el coche de Riley.

—Estupendo, pues el destino ha decidido. Me voy con ellos.

Edward sonrió.

— Van a ir a un club de striptease.

Abrió los ojos como platos

— ¿Y Elizabeth le deja?

—Es una despedida. No lo sabe.

Se cruzó de brazos.

— Muy bien. Yo se lo vigilo.

Edward se volvió.

 —Subiros a mi coche. Yo me llevo este.

Su madre se echó a reír al ver la cara de indignación de Isabella. Su padre se sentó en el asiento del copiloto mientras, su madre lo hizo a su lado después de que metieran las maletas en el portaequipajes. Edward se subió al coche y arrancó mirándola por el espejo retrovisor. Cruzada de brazos desvió la mirada.

— ¿Está muy lejos el rancho? No recuerdo la última vez si estaba lejos el pueblo— preguntó su madre poniéndose el cinturón.

—A veinte minutos.

Isabella no abría la boca mientras miraba por la ventana y se hizo un incómodo silencio que su padre intentó llenar.

— La última vez nos fijamos en muy poco. Estábamos muy nerviosos. —Isabella se apretó las manos —Pero verla de nuevo fue la mayor alegría de nuestra vida.

—Me lo imagino. —dijo Edward incómodo— Tuvo que ser toda una sorpresa. —miró por el espejo— ¿Te gusta Nueva York?

— Me encanta. Es la ciudad más increíble del mundo.

Él apretó los labios asintiendo.

— Sí, tiene que ser muy distinto a esto.

—No lo sabes bien. —dijo con desprecio. Su madre la regañó con la mirada e Isabella chasqueó la lengua.

— Me ha dicho Riley que eres veterinaria.

Como no respondía su padre dijo sonriendo.

— En cuanto termine el verano buscará trabajo. Yo me he ofrecido a ponerle una clínica, pero quiere trabajar con caballos.

Isabella apretó los labios y al ver que Edward la miraba sorprendido por el espejo, dijo sin poder evitarlo.

— ¿Quieres mirar hacia delante? ¡No quiero tener otro accidente!

Esa frase provocó que nadie más abriera la boca durante lo que quedaba de trayecto.

Arrepentida miró angustiada a su madre, que la cogió de la mano.

Al llegar al desvío que llevaba al rancho, tomó aire y palideció al pasar ante el cercado donde habían tenido el accidente. Edward la miró a través del espejo y frenó en seco.

— ¿Qué haces?

Edward se bajó del coche y le abrió la puerta.

—Baja.

— ¡No!

—Edward, ¿qué ocurre? — preguntó su padre poniéndose nervioso al ver el estado de Isabella.

—Es donde tuvo el accidente. ¡Baja del coche!

— ¡No quiero!

— ¡Pues yo quiero que bajes! — la cogió del brazo y tiró de ella.

Renée jadeó al ver como peleaba con él intentando darle patadas y se dispuso a bajar, pero su marido la detuvo.

—Espera.

— ¡Pero está sufriendo!

—Espera, no creo que le haga daño.

Isabella fuera de sí le golpeó en los hombros cuando la sujetó de la cintura sacándola del todo del coche. Rodeó el coche por detrás e Isabella se echó a llorar cuando todo lo que llevaba intentando olvidar en esos años regresó de golpe. Edward la sujetó por la nuca para levantar su cabeza.

—Eso es, sácalo fuera Bella.

— ¡Que te den, gilipollas!

Sorprendiéndola sonrió y eso la enfureció aún más intentando arañarlo.

— ¡Te odio! —Edward la volvió de golpe para que mirara el lugar del accidente y ella gritó.

Su madre se tapó la boca llorando, pero su padre sonrió al ver que luchaba. Que no se daba por vencida e intentaba golpear con sus talones. Edward la abrazó por la cintura pegándola a su pecho y le dijo al oído.

— ¿Lo ves? ¡Ahí fue donde cambió tu vida! Ahí es donde se destrozó nuestra familia. — con la otra mano le obligó a mirar el cercado.

— ¡No había ninguna familia! — gritó furiosa.

—Pues si no la había entonces, la va a haber. Eso te lo juro.

A Isabella se le cortó el aliento dejando de pelear.

—Estás loco.

—Estoy harto de torturarme por cómo me comporté contigo todos esos años y estoy harto de que las dos sufráis por lo que hizo Elizabeth. Todos tuvimos la culpa de lo que pasó y vamos a arreglarlo.

Ella mirando el cercado temblando entre sus brazos.

— ¿Y si yo no quiero?

—Si no quisieras, no estarías aquí. — su aliento sobre su oído la estremeció y horrorizada intentó soltarse de nuevo, pero él la apretó con fuerza.

— ¡Suéltame!

—Nunca más. No te soltaré nunca más, preciosa.

Se echó a llorar entre sus brazos y Edward dejó que llorara, susurrándole que no se preocupara. Que lo arreglarían.

Después de varios minutos Isabella estaba agotada por la tensión y lloraba sin fuerzas. Edward la cogió en brazos y se la llevó hasta una roca sentándose con ella encima. Él apartó sus rizos de su cara limpiándole las lágrimas con los pulgares. Él le acarició la ligera cicatriz y ella abrió los ojos. Edward sonrió.

— ¿También te operaron la pierna?

—Sí. — susurró mirando sus ojos— Esto no tiene arreglo, Edward.

—No digas eso. — la abrazó a él con fuerza como si no quisiera separarse jamás— No digas eso. Todo tiene arreglo en esta vida.

—Esto no.

—Yo no tengo paciencia Bella, lo sabes de sobra. La pierdo fácilmente. — se separó para mirarla a los ojos— Y ya he esperado mucho.

— ¿A qué has esperado?

Escucharon a sus padres bajar del coche y Edward se tensó.

—Ya lo hablaremos. —se levantó y la dejó en el suelo suavemente.

Isabella miró a sus padres que parecían muy tranquilos, aunque su madre tenía los ojos llorosos.

—Estoy bien, mamá.

—Vamos a casa. — dijo Edward cogiéndola de la mano para llevarla hacia el coche.

Miró sorprendida su mano e intentó soltarla, pero él no cedió sin hacer un gesto.

Su padre sonrió y le susurró a su Renée.

— Sube al coche, cielo.

— ¿Estás viendo lo que yo? — preguntó asombrada.

—Van a ser cuatro días muy reveladores para tu hija. Porque no va a volver a Nueva York.

Lo miró sorprendida.

— ¿Qué estás diciendo?

—Es un presentimiento. Sube al coche que ya vienen.

Edward sonrió.

— ¿Continuamos?

Renée entrecerró los ojos.

— Depende.

Su marido le dio un pellizco en el trasero y le fulminó con la mirada entrando en el coche al lado de Isabella, que estaba sumida en sus pensamientos.

En realidad, estaba muy confusa. No sabía lo que sentía en ese momento. Estaba dándole vueltas a eso de que Edward ya había esperado mucho. Entonces recordó cuando le dijo el día de su despedida que volviera. Sí, debía ser eso. Esperaba que hubiera vuelto antes. Por eso le decía que había esperado mucho. Pues si no llega a ser por la boda de Riley no hubiera vuelto. No sabía por qué tenía que echarle en cara que no hubiera vuelto. Cualquiera hubiera salido de allí a toda pastilla después de pasarle lo que le ocurrió a ella y no hubiera vuelto ni muerto. Pero Edward era así de raro. Tenía que echarle en cara hasta eso.

Suspiró acariciando la palma de su mano sin darse cuenta y se estremeció al recordar su aliento en su oído. Se sonrojó y de reojo miró a su madre, que no se perdía detalle. Forzó una sonrisa.

— Menuda terapia de choque, ¿eh?

Edward se echó a reír y su padre sonrió antes de decir.

— ¿Te encuentras bien?

—Sí, estoy…— al ver la casa perdió las palabras. La gran casa blanca estaba llena de flores en sus balcones y el jardín estaba a rebosar de color. Estaban montando una gran carpa a unos metros de la casa.

—Vaya, Edward. Es preciosa. — dijo su madre admirada.

—La construyó mi bisabuelo.

—Menuda herencia para tus hijos. — dijo su padre —Nunca te lo he preguntado. ¿Estás casado?

—Todavía no. Pero no tardaré mucho.

¿Y eso qué coño quería decir? Con el ceño fruncido miró a su madre que parpadeó antes de preguntar.

— ¿Estás comprometido?

—Algo así. — detuvo el coche ante la casa y se abrió la mosquitera saliendo Elizabeth y Alistair.

Ella miró a su hermana a través de la ventanilla. Estaba muy pálida y nerviosa mientras Alistair le acariciaba la espalda. Alistair había envejecido. Se notaba que los disgustos le habían echado años encima y ella lo sintió mucho.

Edward salió del coche y le abrió la puerta provocando que le mirara.

— No te agobies. Vete poco a poco.

Alargó la mano hacia ella, pero Isabella no la cogió. Él gruñó antes de cogérsela y tirar de ella fuera del coche.

—Serás idiota.

—Eso es, nena. Tú desahógate conmigo todo lo que quieras.

Lo dijo de tal manera que su sangre se alteró sonrojándola. ¿Se le estaba insinuando? No. ¿Cómo iba a pasar eso?

Caminaron hasta los escalones e Isabella se detuvo cuando Elizabeth dio un paso hacia ellos. Se miraron a los ojos y su hermana forzó una sonrisa.

— Hola Bella.

Se tensó al escuchar esas palabras y Edward se puso tras ella.

— ¿Hola Bella? — preguntó incrédula— ¿Es lo que tienes que decirme después de siete años? ¿Después de dejarme tirada en una cama sólo me dices eso?

Elizabeth se sonrojó.

— Es que no creo que sea un lugar para hablar de esto. Preferiría hacerlo en privado.

La rabia la invadió y sorprendiéndolos subió los cuatro escalones que llevaban hasta ella y la cogió del pelo. Elizabeth gritó y Alistair las miró atónito.

—Que sea en privado, ¿eh? Pues tira para el garaje que te vas a enterar.

— ¡Bella, no seas burra! — exclamó Edward.

Su madre entrecerró los ojos sonriendo satisfecha y su padre se cruzó de brazos.

— Dale, hija.

Alistair los miró asombrados.

— ¡No la animéis, que se casa el sábado!

Isabella la bajó por los escalones y Edward levantó una ceja.

— ¿Es terapia de choque?

—Algo así.

Todos las siguieron hasta la puerta del garaje quedándose fuera.

— ¡Bella, me vas a dejar calva!

— ¿Calva? ¡Serás zorra! ¡Zorra y cobarde! — gritó soltándola sintiendo un nudo en la garganta. Cuando Elizabeth la miró, sus ojos se llenaron de lágrimas.— ¡Yo te quería!

— ¡No pensé que llegarían tan lejos! ¡Creí que al ver que estabas en el hospital, no te dirían nada! ¿Cómo me iba a imaginar que la pagarían contigo?

— ¿Y por qué no confesaste después?

— ¡Porque el daño ya estaba hecho! — le gritó a la cara. Elizabeth se echó a llorar— Estaba en casa de la tía cuando me llamó Edward para comprobar cómo estaba. Le pregunté por ti y fue cuando me dijo que te había echado de casa. Imaginé como te sentías. Lo que debiste pensar al ocurrirte eso y que te diéramos la espalda. Supe que no nos lo perdonarías.

—Ni siquiera me fuiste a ver.

Elizabeth dio un paso hacia ella.

— Vi cómo te sacaban del coche y vi tu cara. ¡No podía enfrentarme a ti! ¡Te había destrozado la vida! — gritó desgarrada.

Isabella la cogió por el brazo y tiró de ella para abrazarla. Su madre se echó a llorar mientras ella le decía a su hermana.

— Eres idiota, ¿sabes?

Elizabeth la abrazó con fuerza.

— ¿Me perdonas? Nunca quise hacerte daño.

—Lo sé. Por eso me dolió tanto que no estuvieras allí.

Entonces su hermana perdió las fuerzas e Isabella gritó asustada al notar que se caía. Edward corrió hacia ella cogiéndola en brazos.

—Tranquila, nena. Se ha desmayado.

Isabella se echó a llorar al verla sin sentido y su padre la abrazó.

—Tranquila. — susurró abrazándola mirando a Edward— Por hoy ya está bien.

Edward asintió sacando a su hermana del garaje y Renée muy nerviosa se acercó a ellos.

—Vamos dentro, cielo. Una ducha fría, te relajará.

—Tengo que ver cómo está Elizabeth. — se apartó de su padre y su madre lo quería impedir, pero Charlie negó con la cabeza.

— ¡Está bajo mucha presión!

—Ella sabrá cuando tiene que detenerse. ¡Tiene que desahogarse! —salió furiosa de allí y él le dijo— ¡No sé de qué te quejas! ¡Tiene tu carácter!

11 comentarios:

  1. Parece que el reencuentro con Edward no fue muy duro, a pesar de la terapia de choque... Lo que más me preocupaba era que viera a Elizabeth, pero la perdonó!!!!
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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  2. Se me hizo corto pero como es que edward se va casar y pronto
    😲😲😲😲😲😲 espero con ansia la actualización siempre pendiente

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  3. Ay ese Edward coqueto. Que emocionante es eso. Río, lloro y grito de emoción. Genial capítulo.

    Saludos
    Sina

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  4. Mínimo una destrozada antes del perdón bella quieno será la novia de ed o la futura esposa 😆😆😆 teno mis sospechas sobre sus planes 😊😊😊😊

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  5. Perdonó a Elizabeth muy rápido para mi gusto 😒

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  6. Realmente me encanto este cap... No quiero que lo perdone tan rápido a sí como perdono a Elizabet, quiero que sufra otro poquito.

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  7. Realmente me encanto este cap... No quiero que lo perdone tan rápido a sí como perdono a Elizabet, quiero que sufra otro poquito.

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  8. La vdd que Bella se pasa de buena, yo no la perdono por nada y se que se va a quedar con Edward, pero la vdd yo no se como podría después de como la trato por años, cuando fuera por celos y después que la corrió como si fuera un mueble viejo, en fin, aun así me tiene super enganchada, ya quiero que sea mañana, aaaaa

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  9. Yoo particularmente le corto tido el cabello la dejo calva y a edwar le doy yñuna patada en los bajos ... Sonrio para la boda muajaja

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  10. Pues k t digo.... Esperaba no los perdonara tan rápido ni a elizabeth, ni a edward, ni alistar, ya k se merecen sufrir un poco mas x lo k le hicieron a bella. Pero en fin, sobre k edward esta tipo prometido pues creo k se hace ilusiones con bella, y con elizabeth sinceramente se hace la víctima cuando no hay mas víctima k bella ella fue una lacra de mujer k x kedar ella bien destruyo a bella, y ni hablar de edward... Espero bella no se deje envolver tan rápido. Y k en vez de eso le de mucha lucha a edward y le muestre a su amigobio jacob para k a edward le den celos y deje de ser tan tarado!!!.

    X otro lado esperó actualizar rápido, k muero x leer y saber mucho mas, así k chica no m dejes en ascuas y actualiza!!!!!!!

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  11. Wuau, debe haber sido muy fuerte todo eso! Y Edward que no desaprovecha para conquistarla jajaja

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