Novia de Pueblo 2

Temprano al día siguiente, Charlie Swan entró en la cocina, en donde Bella tomaba una taza de café.

—Buenos días, papá —le sonrió.


—Buenos días, Princesa —caminó alrededor de la mesa dos veces antes de sentarse.


Bella lo miró con curiosidad, y se levantó a servirle café, como lo hacía desde la muerte de su madre, ocurrida hacía ya varios años.


—¿Se divirtieron tú y la señora Clearwater anoche? —inquirió antes que su padre le comentara sobre los rumores que de seguro ya circulaban acerca de ella y de Edward Cullen. Aún no veía a Edward, pero lo haría p

ronto y se estaba preparando mentalmente para confrontarlo. Cuan tonta fue anoche. La piel se le erizaba sólo de pensar en su propuesta matrimonial y no dudaba ni por un segundo que Edward se aprovecharía de ello para atormentarla. Bella sospechaba que pasaría mucho tiempo antes que se olvidara del asunto.

—Parece que va a llover —masculló Charlie.


Bella sonrió de buena gana, intrigada por la extraña conducta de su progenitor.


—Te pregunté cómo te fue anoche, no tu opinión acerca del clima.


Los ojos de Charlie brillaron con una emoción que él disfrazó con rapidez. Miró a su taza humeante.


—¿Papá? ¿Se divirtieron tú y la señora Clearwater?


—Claro, la pasamos muy bien —comentó con entusiasmo forzado y tenso.


Bella conocía bien a su padre y esperó una explicación. Él tomó la azucarera y puso tres cucharadas en su café. Lo revolvió con tanta fuerza que casi lo derramó.


Bella no sabía qué pensar de su inusual comportamiento.


—Papá —lo intentó una vez más—, ¿hay algo que te esté preocupando mucho?


—¿Qué te hace decir eso? —miró con sobresalto a su hija.


—Acabas de ponerle azúcar a tu café. Hace cuarenta años que lo tomas sin azúcar.


—¿De veras hice eso? —inquirió atónito.


—Yo lo vi.


—Eso parece —repitió con firmeza como si esa hubiera sido su intención desde el principio—. Bueno, creo que últimamente me gustan las cosas dulces.


Bella ya estaba convencida de que la experiencia de su padre en la fiesta de Jacob y Leah había sido la talla de la de ella.


—En vez de andarte con rodeos toda la mañana, ¿por qué no me cuentas lo que te preocupa?


Una vez más, él bajó la vista; asintió y tragó saliva.


—Sue y yo... hablamos mucho anoche. Todo empezó de manera muy inocente. Claro que estoy seguro de que la boda y todos esos buenos deseos para Jacob y Leah tal vez tuvieron mucho que ver en lo que pasó —dudó antes de tomar un sorbo de café e hizo una mueca al probar el azucarado sabor. Creo que empezamos a charlar con mayor seriedad después que Jason Jenks se acercó y nos dijo que hacíamos muy buena pareja. Por lo menos supongo que así fue como comenzó la charla.


—Es cierto —aseguró Bella con amabilidad.


Tal vez le habría gustado que su padre escogiera a una mujer más parecida a su mamá, pero la señora Clearwater era una mujer agradable y buena; Bella la quería mucho.


—Entonces pasaron el champaña y Sue y yo tomamos una copa —sonrió e hizo una pausa para mirar a su hija, como si eso lo explicara todo.


—Sí —Bella ocultó una sonrisa—. Prosigue.


Charlie se irguió con lentitud y le sostuvo la mirada sin parpadear.


—Sabes que amé a tu madre. Cuando Nora murió, me pregunté si podría seguir viviendo sin ella. Y lo logré, y tú también.


—Claro que lo lograste, papá.


Bella supo de pronto a dónde quería llegar su padre con esos preámbulos. No debió sorprenderla y de todos modos... El corazón de la chica se aceleró, agitándola de manera incómoda. El no necesitaba decir más. Bella sabía que se iba a casar con Sue Clearwater.


—Hace cinco años que murió tu madre y yo me quedé muy solo. He estado pensando en viajar y, para serte franco, no deseo hacerlo sin compañía.


—Debiste decirlo antes, papá —intervino Bella—. Me habría encantado viajar contigo —y todavía le gustaría. Esa era una de las ventajas de ser profesora—. Tengo los veranos libres. Edward puede quedarse a cargo del rancho y así no tendrías que preocuparte por nuestro hogar y...


—Princesa... le pedí a Sue que se casara conmigo anoche y ella aceptó con gran alegría —anunció con brusquedad.


Después de dudarlo sólo un segundo, Bella halló la fuerza para sonreír y murmurar:


—Vaya, papá... eso es... fantástico.


—Sé que será duro para ti, Princesa... apenas pasó la boda de Jacob. Quiero que sepas que no tengo intenciones de abandonarte... siempre serás mi hija.


—Claro que no me estás abandonando —sus ojos se llenaron de lágrimas y una sensación de frío invadió su corazón y se propagó por todo su cuerpo—. Me alegro por ti. De veras —era sincera, pero sentía una gran pérdida. Todas las seguridades emocionales de su vida estaban desapareciendo de un día para otro.


—Me temo que también habrá otros cambios —le estrechó la mano con suavidad—. Voy a vender el rancho.


Bella jadeó sin poder contenerse. Su padre confirmó en ese momento todos sus miedos. Perdió a Jacob por otra mujer, ahora estaba a punto de perder a su padre y también su hogar. Entonces otro pensamiento se cristalizó en su mente, aunque germinó la noche anterior. Si se vendía el rancho, entonces Edward también se iría.


Jacob, Su padre, Twilight's, Edward. Todo lo que Bella amaba desaparecía en cuestión de horas. Era demasiado como para ser absorbido de inmediato. Se llevó una mano a la boca y parpadeó para no llorar.


—No quiero que te preocupes —añadió Charlie de inmediato—. Siempre tendrás un hogar conmigo. Sue y yo ya lo hablamos, y ambos queremos que vivas con nosotros en el pueblo el tiempo que así lo desees. Siempre serás mi Princesa, y Sue lo entiende.


—Papá —Bella lloraba y reía al mismo tiempo, incapaz de decidir qué emoción era la más adecuada—. Eso es ridículo. Tengo veinticuatro años y soy capaz de vivir sola.


—Por supuesto, pero...


Bella lo detuvo al alzar la mano.


—No es necesario seguir discutiendo. Tú y Sue Clearwater se van a casar y... estoy muy contenta por ustedes. No te preocupes por mí. Yo hallaré un lugar en el pueblo y me las arreglaré para mudarme cuanto antes.


Charlie suspiró, muy aliviado por la fácil aceptación de su hija por sus planes.


—Bueno, Princesa —movió la cabeza y su sonrisa rivalizó con la brillantez de un sol de julio—. No sabes lo contento que estoy. Para serte franco, supuse que te deprimirías.


—Papá...


Charlie sonrió y se frotó la mejilla.


—Sue es muy distinta a tu madre... no sé si ya lo notaste. De hecho, la única razón por la cual la invité a salir la primera vez fue para que me diera un poco de su mermelada de durazno. Y antes de darme cuenta de lo que pasaba, empecé a buscar pretexto para ir a la ciudad... y ya no se debía a la mermelada.


Bella hizo un comentario adecuado aunque no recordó que fue. Su padre le dio un beso en la mejilla y se fue de la casa con la promesa de volver por la tarde.


Bella se sirvió otra taza de café y se apoyó en el mostrador de la cocina. Intentó digerir todo lo que le pasaba a su hasta ahora organizada vida. Sentía que su mundo era arrancado de tajo, como si un huracán hubiera asolado a Forks y se hubiera llevado lo que amaba.


Caminó por la casa y se detuvo frente al librero, donde había una fotografía de su madre. Sus ojos se llenaron de lágrimas al tomar el retrato para estrecharlo contra su pecho. La emoción la sacudió y empezó a llorar con amargura.


Revivió la inmensa pena que la embargó cuando Nora murió y sintió furia de que su padre permitiera que otra mujer ocupara el lugar de su esposa. Al mismo tiempo, no tuvo corazón para culparlo de ser tan feliz ahora.


Bella no habría escogido a una mujer como la señora Clearwater para su progenitor, pero ella no tenía voz en ese asunto, Decidida, de pronto, Bella aspiró con fuerza y exhaló el miedo y la inseguridad, volvió a inhalar para aceptar el cambio profundo de su vida y de la de su padre.


La puerta de atrás se abrió y Bella cerró los ojos para recobrar la compostura. Tenía que ser Edward y él era la última persona a quien deseaba ver ahora.


—¿Bella?


Con manos temblorosas, la chica puso la foto en su lugar y se enjugó las lágrimas.


—Buenos días, Edward —susurró al entrar en la cocina.


Él ya había sacado una taza de la alacena.


—Tu padre me dio la buena noticia de que se casa con la señora Clearwater —fue cauteloso—. ¿Vas a estar bien?


—Claro. Es maravilloso para mi papá, ¿no te parece?


—Para tu padre, sí, pero has de haber recibido una fuerte impresión pues es muy pronto..


—Después de lo de Jacob y Leah —concluyó Bella. Le sirvió café antes de volver a llenar su taza—. Voy a estar bien —repitió aunque no supo si lo dijo por su beneficio o el de ella—. Por supuesto, el hecho de que mi padre se case con Sue significa que habrá unos cambios en nuestras vidas, sin embargo, me adaptaré.


—Hacía años que no veía a tu padre tan contento.


Bella trató de sonreír a pesar de su dolor.


—Sí, lo sé —para su desgracia, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y ella bajó la vista para esconderlas.


—¿Bella?


La chica se volvió, puso su café en el mostrador y empezó a quitar migajas invisibles de la inmaculada superficie.


Edward le puso las manos en los hombros y antes de darse cuenta de lo que hacía, Bella se volvió y apoyó el rostro en la limpia camisa. Un sollozo la estremeció y suspiró, temblorosa, avergonzada de ponerse a llorar en presencia de él.


—Vamos, linda —susurró con suavidad y le frotó la espalda con las manos—. Desahógate.


Bella se consideraba débil por necesitar de ese modo a Edward, pero éste era fuerte y estable, por lo que ella lo concebía como un madero en un mar embravecido. No sabía si podría sobrevivir a la tormenta, ni lo que ocurriría después.


—¿Sabías... que mi papá va a vender el rancho?


—Sí —respondió, tenso—. ¿Cuándo te lo dijo él?


—Esta mañana, después de anunciarme que se casaría con la señora Clearwater.


—No necesitas preocuparte por eso.


—Sí me inquieta —sollozó. Sintió que Edward le acariciaba la cabeza con la barbilla y se acercó más a su cálido cuerpo. Él era el amigo en el que más confiaba.


Volvió a recordar la boda de Jacob y Leah, y también la propuesta de matrimonio que le hizo a Edward. Se tensó en sus brazos, mortificada por la forma en que se aprovechó de él, la forma en que casi le suplicó que la cuidara... que se casara con ella. Se apartó de su amigo, se irguió y trató de sonreírle.


—¿Qué haría yo sin ti, Edward Cullen?


—No necesitarás saberlo —la abrazó por la cintura y le besó la punta de la nariz—. Sonrió con ternura—. Debió haber algo ayer en el ambiente. Primero nosotros y ahora tu padre y la señora Clearwater.


—En cuanto a nosotros... —inhaló hondo para tranquilizarse, pero evitó ver a Edward a los ojos—. Espero que comprendas que cuando te pedí que te casaras conmigo... no hablaba en serio.


Edward se quedó inmóvil y no dijo nada durante un buen rato.


—Yo creí que eras sincera, Bella.


Esta se alejó de él y tomó la taza de café con fuerza.


—Bebí demasiada champaña.


—De acuerdo contigo, sólo fue una copa.


—Sí, pero tenía el estómago vacío y con las emociones que me provocó la boda y todo lo demás... yo no estaba en mis cabales.


—¿Ah, no? —Edward frunció el ceño.


—No —trató de reír—. La forma en que bailamos, que me aferré a ti y que... te besé. Yo no soy así. No voy a obligarte a cumplir tu promesa, Edward.


Como si le costara trabajo estar de pie, Edward ocupó una silla. Bella se sentó frente a él con alivio. Estaba tan tensa que sospechaba que sufriría un colapso en cualquier momento. Durante varios minutos Edward no habló. Apoyó los antebrazos en el respaldo de la silla, con su taza de café entre las manos y estudió a Bella con una intensidad que la hizo ruborizarse.


—Mira —titubeó la chica—, fuiste un perfecto caballero y quiero que sepas que apreció mucho todo lo que hiciste por mí. Pero... me temo que no hablé en serio con respecto a la mitad de lo que dije.


Edward sonrió con lentitud.


—Eso suscita preguntas muy interesantes.


—No te entiendo —de seguro Edward sabía a qué se refería ella aunque al parecer disfrutaba al ver cómo Bella hacía un ridículo aún mayor al obligarla a darle explicaciones.


—Bueno, si sólo hablaste en serio con respecto de la mitad de lo que dijiste, eso me hace preguntarme en qué fuiste sincera y en qué no.


—No recuerdo todo lo que te dije —murmuró y sus mejillas se arrebolaron. Agradecería que te olvidaras de la parte en que te pedí que te casaras conmigo.


—No quiero olvidarlo.


—¡Edward, por favor! —exclamó y cerró los ojos—. Esto es muy vergonzoso para mí. ¿No podrías dejar el asunto en paz y ya?


—Creo que no —se frotó la mandíbula, pensativo.


Así que Edward pensaba vengarse. Bella supuso que no debería sorprenderse de eso. Después de todo, ella misma se buscó ese lío.


—Fuiste muy bueno conmigo en la fiesta... Después de la ceremonia religiosa no dejaste de asegurarme que querías ayudarme y de veras lo hiciste, Edward. No creo que yo habría podido soportar sola la boda de Jacob sin tu apoyo, pero...


—¿También quieres olvidarte de los besos?


—Sí, por favor —asintió, enfática.


—Eso no fue lo que me dijiste anoche —frunció el ceño—. De hecho, estabas muy asombrada por descubrir que te gustaban. Recuerdo que usaste estas mismas palabras: "¿Por qué no me dijiste que sabías hacerlo tan bien?"


—Dios mío, ¿eso dije? —masculló Bella, aunque ya sabía que era cierto.


—Me temo que sí.


Bella se cubrió el rostro con las manos.


—Y casi me obligaste a prometerte que me casaría contigo.


—Cualquier persona piadosa ya habría olvidado que te lo mencioné —se mordió el labio inferior.


Edward echó más atrás su sombrero y cruzó los brazos, bastante ceremonioso.


—No tengo la menor intención de olvidarlo. Soy un hombre de palabra y nunca rompo mis promesas.


Bella gruñó. Esperó que, con la noticia del matrimonio de su padre de esa mañana, Edward fuera más comprensivo.


—Es obvio que te estás divirtiendo mucho con todo esto —murmuró, enfadada, y apretó los labios para no decir más.


—No exactamente. ¿Cuándo te gustaría que nos casáramos? Y ahora que hablamos de esto, sería bueno que te enteraras de...


—¿No puedes hablar en serio? —interrumpió. No podía creer que Edward quisiera fijar una fecha. Si se trataba de una broma, estaba llegando demasiado lejos.


—Nunca he hablado tan en serio en mi vida. Me pediste que me casara contigo y yo acepté. El retractarnos ahora, sería una muestra de mala voluntad.


—Entonces... te absuelvo de tu promesa —hizo una seña con las manos como si dispensara algo con gran formalidad.


Edward se acarició la mandíbula y frunció el ceño, decidido.


—Mi palabra es mi palabra y nunca me retracto respecto de nada.


—Yo no sabía qué decía... bueno, lo sabía. Hasta cierto punto. Sin embargo, tú sabes tan bien como yo que... el calor del momento estaba dictando las palabras.


Edward frunció aún más el ceño.


—Supongo que todos en la ciudad asumirán que te estás casando conmigo por despecho o bien empezarán a rumorar acerca de mí. Eso no me molesta mucho, mas no me agrada la idea de que la gente empiece a decir cosas de ti.


—Basta, por favor. No tengo la mayor intención de casarme con alguien. ¡Nunca! —para ella ya no habría amor. De aquí en treinta años estaría viviendo sola con unos cuantos gatos como compañeros y sus agujas de tejer.


—Eso no fue lo que aseguraste anoche.


—¿Puedes dejar de decir eso? Anoche yo no estaba en plena posesión de mis facultades, por el amor de Dios.


—Pues me pareció una excelente idea lo de nuestro matrimonio. Me doy cuenta de que has pasado por una época difícil, pero terminará en cuanto nos casemos.


Bella se llevó una mano a los ojos, con la esperanza de que todo fuera una pesadilla y que pronto pudiera despertar. Por desgracia, cuando bajó la mano, Edward seguía allí, tan arrogante como siempre.


—No puedo creer que esté teniendo esta discusión. Es totalmente absurdo y, si tratas de mejorar mi humor, has fracasado.


—Hablo en serio, Bella. Ya te lo expliqué.


Bella mantuvo la cabeza baja y habló con rapidez y urgencia.


—Es maravilloso que hayas considerado la posibilidad de casarte conmigo, pero no es necesario, Edward. Más que nadie, deberías entender que no puedo casarme contigo. No cuando amo a Jacob Black como lo amo.


—Tonterías.


—¿Qué? —Bella alzó la cabeza.


—Estás enamorada de mí. Lo que pasa es que todavía no te das cuenta de ello.


A Bella le tomó medio segundo contestar:


—Eres un presumido... —se detuvo para inhalar. Si Edward tuvo la intención de impresionarla, lo consiguió—. No puedo creerlo —se puso de pie. Incapaz de quedarse quieta, empezó a caminar de un lado a otro—. No te comprendo. Y lo he intentado, de veras. De pronto eres la Roca de Gibraltar, seguro y estable y todo lo que necesito, mi mejor amigo, y al minuto siguiente estás afirmando cosas ridículas. ¡Así no nos llevábamos tú y yo antes! ¿Qué sucedió? ¿Por qué has cambiado?


—¿De veras te cuesta tanto trabajo? —susurró, ignorando sus preguntas.


—No sé lo que te pasó... lo que nos pasó en la recepción de la boda, pero es obvio que algo debió haber en el ambiente. Vamos a atribuirlo al champaña y dejar esto por la paz antes que uno de los dos acabe lastimado.


—Si realmente consideraras la idea de que nos casáramos, tal vez llegaría a gustarte —sugirió Edward.


Se puso de pie y se acercó a ella con decisión. Sonrió, divertido y travieso.


—Tal vez esto te ayude a decidir qué es lo mejor.


—Yo...


Edward le puso un dedo en los labios para interrumpirla.


—Parece que has olvidado que no debes ser tan testaruda —la rodeó de la cintura y la atrajo con suavidad hacia sí.


Bella supo qué pensaba hacer y abrió la boca para protestar. En ese momento, Edward le

besó los labios, borrando las palabras de ellos y de su mente también. Bella se aferró al cuello de la camisa y, en contra de todos los dictados de su conciencia, aceptó gustosa el contacto de sus bocas.

Cuando la soltó, fue un milagro que la chica no cayera al suelo. Edward hizo una pausa y su rostro se iluminó con una amplia sonrisa.


—Sí —estaba más que complacido—, desde luego que me amas...



11 comentarios:

  1. Hay Bella con un beso te derrite y si estas enamorada solo q no lo quieres aceptar , jajajajajaja y t vas a casar con Edward ;) =) gracias

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  2. Este ed y su poder de convencimiento jajajaja

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  3. Edward es muy pícaro, no???? Espero que si la obligue a cumplir su promesa... y que sea él quien compre el rancho... y si se casa con ella, todo quedaría entre familia, :D
    Besos gigantes!!!!
    XOXO

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  4. jajajaj pobre Bella está tan perdida...

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  5. Jajajaja que forma de convencer 😝 pobre Bella, debe ser muy feo que tu vida cambie tanto tan rápido. Por suerte tiene alguien que la va a ayudar jejejej

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  6. Jajajajjajajaj muy pagado de si mismo jajjaajaj cabrón hermoso esta. Bella casi ser desmayo en sus brazos jajjaja lloré cuando le dijo que hiba a vender la finca se me encogió el corazón y lloré y es que no llega Edward y ella lloro en sus brazos no de dejo de llorar a moco tendido jajjajjajja a haber que pasa ahora con estos cabesota gracias gracias gracias gracias gracias gracias

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  7. Hahahhahah me encanto el capítulo y la historia me enacanta gracias 😊 💋❤❤

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