Novia de Pueblo 3

Al día siguiente, Bella estuvo feliz de que fuera lunes. Por lo menos cuando estaba en la escuela tenía la excusa perfecta para no tener otra confrontación con Edward. Parecía que éste se consideraba responsable de ella y se tomaba muy en serio esa responsabilidad. Bella no tenía la menor intención de recordarle su promesa y hacérsela cumplir, así que no podía entender por qué estaba él tan obstinado. El sugerir que ella lo amaba sólo porque le propuso matrimonio y respondió con ardor a sus besos, revelaba lo irracional que se había vuelto Edward Cullen.

Bella volvió a pensar en ello y empezó a reír. No le sorprendía tanto que Edward insistiera en casarse con ella. Bella tenía que admitir que entendía por qué se llevó la impresión errónea. De todos modos, deseó que hubiera una manera de aclarar la situación.


Desde luego, Edward estaba en lo cierto con respecto a unas cuantas cosas. Bella sí lo quería, aunque no en la forma en que él señaló. Sentía lo mismo que por un querido hermano mayor, un confidente y compañero de muchos años. Lo que experimentaba cuando Edward la besaba... eso sí era un misterio, claro que podía atribuirse a que ella estaba muy susceptible debido a la boda de Jacob. Tantas cosas le pasaron a Bella en los últimos meses que ya no se entendía ni ella misma.


Nunca podría amar a Edward como amó a Jacob. Desde siempre, se había considerado la futura esposa de Jacob. Unir su vida a la de otro hombre no sólo le parecía errónea, sino totalmente extraño.


—Buenos días, señorita Swan —saludó Taylor Uley, un niño de siete años, al entrar en el salón de clases—. La vi en la boda del señor Black el sábado.


—¿De veras? —no debía asombrarse pues casi todas las familias de la pequeña ciudad estuvieron presentes en la ceremonia. Era probable que más de uno de sus alumnos la hubiera visto.


—Usted estaba con el señor Cullen, ¿verdad? Mi madre le preguntó varias veces a mi padre con quién estaba usted bailando. Era el señor Cullen, ¿verdad?


—Sí —Bella tuvo que morderse la lengua para no explicarle que no estuvo "con" el señor Cullen. Edward no fue su compañero oficial, aunque asistieron juntos a la boda. Pero eso sólo confundiría a un niño tan pequeño.


—Mi papá hizo que yo bailara con mi hermana mayor. Fue horrible.


Bella le dijo que había sido todo un caballero, aunque dudaba que Taylor quisiera oírlo.


Pronto, todos los alumnos de Bella entraron y ocuparon sus asientos. Bella ya no tuvo tiempo de pensar en Edward ni en la noche del sábado, sólo en sus clases.


Al mediodía, se llevó su comida a la sala de profesores. Varias maestras ya estaban sentadas frente a las mesas circulares.


—¡Bella! —Jessica Stanley, la maestra de sexto grado, alzó una mano para atraer su atención. Sonrió y palmeó la silla vacía que estaba a su lado.


Reacia, Bella se reunió con ella, mirando con una disculpa a su amiga, Ángela Weber, la maestra de tercer grado, con quien comía de costumbre. Jessica tenía fama de ser una entrometida, pero Bella no pudo pensar en ningún pretexto para evitarla sin ser grosera.


—Estábamos hablando de ti —comentó Jessica con calidez—, y nos pareció que sería agradable que te sentaras con nosotras hoy.


—Por supuesto —Bella sintió una punzada de remordimiento por la mentira. Abrió su bolsa de papel y sacó un yogurt de durazno y dos tostadas integrales.


—La boda de Jacob fue encantadora, ¿no? —inquirió Jessica sin preámbulos—. Parece que ahora tu padre y Sue Clearwater también van a casarse —su tono dudoso indicó que no estaba seguro de ello.


—Así es —Bella se mostró alegre.


—Fue una sorpresa, ¿no crees?


—Un poco.


Desde el inicio del verano empezaron a pasar cada vez más tiempo juntos. Si Bella no hubiera estado tan absorta por lo que sucedió entre Jacob y ella, se habría dado cuenta mucho antes de las serias intenciones de su padre para con Sue.


—Va a ser difícil todo para ti, ¿verdad, querida? —inquirió Jessica con simpatía—. Todos saben lo unidos que han estado tu padre y tú desde que Nora murió.


—Estoy muy contenta de que mi padre se case de nuevo —era cierto. Ya no le impresionaba la noticia y ahora estaba genuina y completamente contenta de que su padre amara a otra mujer. Él nunca se quejó de nada, pero Bella sabía que se sentía muy solo.


—Sin embargo, debe de ser un golpe duro —insistió Jessica—, sobre todo después que Leah y Jacob se han casado. Parece que tu vida está al revés últimamente, ¿no crees?


Bella asintió, con la vista fija en su frugal comida.


—Hablando de Jacob y Leah, su boda fue muy bella.


—Estoy de acuerdo —Bella sonrió a pesar de su dolor—. Leah será una esposa perfecta para él —casi se atragantó con las palabras, si bien eran verdaderas. Leah constituía el complemento ideal para Jacob. Desde el momento en que ella apareció en el pueblo, fue obvio que estaban hechos el uno para el otro.


—La nueva señora Black es muy ambiciosa. La biblioteca no ha sido la misma desde que ella se hizo cargo. Hay programas educativos todas las semanas, exposiciones, conferencias. Sólo cosas buenas han ocurrido desde que está en Forks.


—Soy de la misma opinión que tú.


—Creo que has tomado esta... desilusión acerca de Jacob bastante bien. Y ahora tu padre se va a casar muy pronto... —palmeó la mano de Bella—. Si hay algo que pueda hacer por ti, lo que sea, en este período difícil, no quiero que vaciles en llamarme. Sé que hablo en nombre de todos los profesores cuando lo digo. Tu padre debe saber que has sido una hija maravillosa y lamento que tengas un peso tan grande en los hombros ahora. Si es más de lo que puedes soportar, tus amigos de Forks Elementary School tendrán el honor de apoyarte. Sólo tienes que llamarnos.


Si Jessica esperaba una respuesta igual de larga, Bella no logró dársela.


—Gracias... Es maravilloso saberlo —tartamudeó. Vaya, según Jessica, Bella estaba al borde de un colapso nervioso.


—Estamos dispuestas a apoyarte mientras recoges los pedazos y fragmentos de tu vida. Y, además, pienso que Edward Cullen es un excelente hombre.


—¿Edward Cullen? —repitió Bella y casi se atragantó con su pedazo de pan. Se le hizo un nudo en la garganta al oír la insinuación de Jessica.


—Claro —Jessica sonrió—. Todos en Forks vieron la forma en que ustedes se miraron a los ojos en el baile. Fue lo más romántico que he visto desde hace años.


—¿Baile?


—En la fiesta de la boda —explicó Jessica—. Y parece que Lauren Mallory ha estado tan deprimida que no ha salido de su casa desde entonces.


—¿Por qué?


—De seguro no es necesario que seas tan reticente... —rió Jessica—. Estás entre amigas. Todos sabemos qué hace años que Lauren quiere conquistar a Edward. Parece que salieron juntos un par de veces hace un año, pero Edward nunca volvió a buscarla.


—No tengo la menor idea de lo que quieres decir —el corazón de Bella latía con tanta fuerza que parecía salírsele del pecho. Esperaba que todos los rumores se centraran en el compromiso de su padre.


Y no era así.


Jessica intercambió una mirada significativa con sus amigas.


—Bueno, pensé que, ya sabes... que tú y Edward Cullen ya estaban saliendo juntos.


—¿Edward y yo? —Bella rió con brevedad casi histérica—. Nada podría estar más lejos de la verdad. Edward es un amigo muy querido, y nos conocemos desde hace años, pero no estamos unidos de modo romántico. No hay algo entre nosotros. En absoluto —habló con más vehemencia de la necesaria y se alegró cuando, por una vez, Jessica no pudo pronunciar una sola palabra.


Después de un momento, consultó de modo aparatoso su reloj.


—Discúlpenme, colegas, pero debo regresar a mi clase.


Al salir de la sala de profesores, oyó que empezaban los cuchicheos. Bella se deprimió y fue a su salón. Se sentó frente al escritorio. Rompió la rebanada de pan en dos y la examinó de cerca antes de echarla al basurero.


—¿No sabes que está mal desperdiciar la comida? —inquirió Ángela Weber mientras se apoyaba en el marco de la puerta.


—Ahora deseo no haber hablado con esa mujer —murmuró Bella y se sintió como una tonta por haber permitido que una chismosa la manipulara en la conversación.


—Entonces, ¿por qué lo hiciste? —sonrió Ángela.


—Si lo supiera, estaría disfrutando de mi comida en vez de preocuparme por los rumores que Jessica va a propagar por toda la ciudad acerca de mí... y de Edward Cullen.


Ángela entró en la habitación con calma.


—Lo menos que hubieras podido hacer era rescatarme —se quejó Bella.


—Le dejo esa tarea al departamento de bomberos —Ángela apoyó las manos en el escritorio de Bella—. Además, yo también sentí curiosidad.


—¿De qué? ¿De Edward y de mí? Vaya, lo único que hicimos fue bailar un par de piezas. Yo... empecé a acalorarme y salí un momento. Edward me fue a buscar y... me llevó a casa. ¿Por qué arman tanto alboroto?


—Un par de piezas, ya veo —comentó Ángela con lentitud, pensativa.


—Me interesaría saber qué vez. Todos están exagerando lo del baile. Taylor vino a mi clase esta mañana y lo primero que mencionó fue que me vio en la boda. No mencionó que ese día nos encontramos en el mercado también.


—¿También allí estabas abrazando a un hombre?


—¡No seas tonta!


—No lo soy. Mira, Bella, todos en Forks vieron cómo estaban bailando Edward y tú. Actuaste como si no existiera nadie más en la fiesta. Es obvio que eso suscitó toda clase de rumores. Medio mundo los observaba, y ni tú ni Edward lo notaron. Ni les importó. Oí que el reverendo murmuraba algo acerca de tal vez oficiar otra boda pronto y no se refería a tu padre ni a Sue Clearwater... —se detuvo para respirar hondo—. ¿Estás segura de que podrás hacer frente a esto además de?...


—¿Lo de Jacob y Leah? No lo tomé muy bien cuando mi papá me lo anunció, aunque ya lo superé —el consuelo que halló en los brazos de Edward la ayudó más de lo que quería confesar. Parecía que él estaba adquiriendo la costumbre de ayudarla en los momentos difíciles.


—Ha habido muchos trastornos en tu vida últimamente —la miró con escepticismo—. Ya sabes que algunas personas entran en un estado de shock cuando sufren cambios importantes.


—¡Ángela! —exclamó Bella—, todos me miran como si estuviera a punto de tener un colapso nervioso. ¿Qué demonios les pasa?


—No somos nosotros, sino tú, querida Bella.


Bella se llevó las manos a la frente.


—¿Qué tengo que hacer para convencerlos de que estoy bien? Me alegro por Jacob y Leah. Me gusta considerarme una persona fuerte y me pregunto por qué tú, Jessica y los demás no me ven así.


—No creo que todos esperan a que te vuelvas loca —replicó Ángela—. Queremos lo mejor para ti. Con una excepción obvia, estamos muy contentos de que tengas a Edward.


—No lo tengo. No es un objeto, es un hombre. Somos amigos y lo sabes —esperaba que Ángela, su amiga y colega, se diera cuenta de la verdad. Pero parecía que el hecho de que Bella bailara con Edward y que la llevara temprano a casa significaba que se casarían de inmediato.


Ángela esperó un momento mientras consideraba su respuesta.


—Para serte sincera, Bella, estás negando demasiado el asunto y no entiendo por qué. Me parece que a la única persona a quién estás tratando de convencer es a ti misma.



☙💗❧                                ☙💗❧


Cuando Bella llegó a casa esa tarde, estaba furiosa. Su padre tenía reunión con sus amigos, la nota que pegó en el refrigerador anunciaba que después de la reunión, iría a cenar a casa de Sue. Bella tomó la nota y la lanzó al basurero. Estaba disgustada e impaciente, y no sabía por qué.


Se calentó un plato de sopa y empezó a mover el líquido en la cacerola para que se calentara, cuando Edward entró por la puerta trasera. Después de la charla con Jessica y con Ángela, Edward era la última persona a quien quería ver. No obstante, lo miró con ansiedad.


—Buenas tardes, Bella.


—Hola.


Edward colgó su sombrero en la percha de la puerta y luego se acercó al mostrador, donde examinó la lata vacía de sopa.


—Espero que pienses comer más que esto.


—Edward —exhaló con lentitud—. Tuve un día horrible y soy una compañía pésima para cualquiera en estos momentos.


—¿Qué pasó?


Bella no quería hablar de ello. Sacar a colación su charla con Jessica Stanley sólo aumentaría su desdicha.


—¿Bella? —insistió Edward con suavidad.


—Las otras maestras se enteraron de lo de papá y esperaban que yo estuviera deshecha —encogió los hombros.


—Creo que entiendo —sacó dos platos y los puso en la mesa.


Bella revolvió la sopa sin verlo, casi temerosa de saber cuál sería su reacción.


—Además, ya hay chismes sobre nosotros.


Edward asintió y sus ojos brillaron.


—Lo imaginé.


—¡Eso no me gusta! —exclamó. Por lo menos Edward podía mostrar preocupación—. Jessica Stanley me dijo que estaba muy contenta por la forma en que yo estaba curando mi destrozado corazón —esperó la respuesta de Edward y éste no hizo comentarios—. Parece que Jessica piensa que tú y yo hacemos una pareja perfecta —añadió.


—¿Y eso te molestó? —sonrió Edward.


—¡Sí!


—Jessica no tiene malas intenciones. Posee un corazón muy grande.


—Y una boca inmensa —replicó Bella—. Edward Cullen, estamos metidos en un lío y me gustaría saber cómo saldremos de él.


—La respuesta es muy simple. Deberíamos casarnos para poner fin a la especulación.


Bella hundió los hombros, derrotada.


—Por favor, ahora no estoy de humor para tus bromas. Ha llegado la hora de que seamos serios acerca de...


Se interrumpió cuando Edward, parado detrás de ella, le puso las manos en los hombros y le besó el cuello.


—Estoy dispuesto a hacerlo.


Sus caricias tuvieron un efecto curioso en los sentidos de Bella, que parecieron despertar a la vida. Fue necesaria toda la fortaleza de la chica para no derretirse en sus brazos y aceptar su consuelo. Así fue como se metieron en ese enredo.


—Hay muchísimos rumores y los odio.


Edward la alejó de la estufa y la acercó a sí. La miró y su propia expresión no era de disgusto ni de tristeza.


—No me importa si la gente habla. Es algo natural, ¿no te parece?


—¿Cómo puedes decir eso? —estaba muy molesta pero Edward parecía tomar todo con calma.


—Bella, no tienes que actuar como si esto fuera un desastre.


—¿No te das cuenta de que lo es? Hay personas que de veras creen que nos estamos enamorando.


—Me amas. Ya te lo dije.


—Edward —estaba tan descorazonada que quería llorar—. Entiendo lo que tratas de hacer y lo aprecio con toda mi alma. Más no es necesario, de veras.


—No te entiendo —se mostró asombrado y confundido.


—Has sido maravilloso —le acarició la mejilla afeitada—. Cualquier otro hombre se habría reído de mí si le hubiera hecho prometerme que se casaría conmigo. Tú aceptaste y ahora, por consideración a mi orgullo y a mis sentimientos, vas a cumplirlo.


—Bella —la llevó a la mesa y la hizo sentarse—. Tengo algo importante que decirte... algo que he tratado de revelarte desde la noche de boda.


—¿Qué es? —inquirió la chica.


—Debí decírtelo mucho antes, pero con todas las cosas que te pasan últimamente, no encontré el momento adecuado —se detuvo y la miró como si le costara trabajo encontrar las palabras.


—¿Sí?


—Voy a comprar Twilight's.


El cuarto le dio vueltas a Bella, quien se aferró al borde de la mesa.


Esperaba que pasaran varios meses antes de que hallaran un comprador. Y nunca se le ocurrió que Edward podía ser ese comprador.


—Entiendo —sonrió a pesar de la impresión—. Me imaginé... que mi papá me lo habría anunciado.


—Le pedí que no lo hiciera.


Sus miradas se encontraron. A pesar de la inesperada noticia, Bella sintió curiosidad. ¿Cómo podía Edward darse el lujo de comprar un rancho tan grande como ese? Sabía que de niño lo crió un tío que murió hacía años. ¿Acaso le heredó algo?


—Edward —aventuró con vergüenza—, no es algo que me incumba pero...


—¿Cómo conseguiste el dinero? —concluyó—. Tienes todo el derecho de preguntármelo, Princesa. Lo heredé de mi tío Aro... ya te conté de él. Tenía un par de negocios en Volterra, donde crecí. Y también yo tenía una pequeña suma que me dejó mi abuelo. Lo invertí todo, junto con la mayor parte del dinero que Charlie me ha pagado en estos años y ya tengo suficiente para comprar el rancho de contado... lo cual hará que tu padre y Sue estén en buena posición financiera para retirarse. Y también podré expandir la operación de Twilight's.


Bella asintió, distraída. No sabía gran parte de la vida de Edward, salvo que tenía muy pocos familiares y que sus padres murieron cuando él era muy chico. Supuso que eso fue el motivo por el cual Edward mostró tanta simpatía y apoyo a ella y a Charlie cuando Nora murió.


De todos modos, Bella no pudo digerir la noticia. Su hogar... ahora pertenecería a Edward. Eso significaba que pronto ella tendría que hacer sus maletas con los recuerdos de toda una vida... Frunció el ceño y se mordió el labio inferior.


Edward se arrodilló frente a ella y le tomó los dedos con sus manos cálidas y duras.


—Me doy cuenta de que has estado muy angustiada en estos últimos meses, pero esto te ayudará.


—¿Cómo puedes?.... —gimió Bella.


—No hay razón ahora para que pierdas tus raíces.


Ella no reaccionó durante unos segundos.


—No tengo la menor idea de lo que estás hablando?


—Una vez que nos casemos, viviremos aquí mismo.


—¡Que nos casemos! —casi gritó—. Empiezo a odiar esa palabra.


—Será mejor que te acostumbres a ella, porque calculo que seremos marido y mujer antes de la Navidad. Dejaremos que Charlie y Sue se casen primero... no quiero quitarles el primer lugar. Esperaremos un par de semanas y entonces nos casará el reverendo Weber.


—Edward, eres muy amable, pero no es necesario —aunque él no lo expresó así, Bella estaba convencida de que su deseo de casarse con ella estaba basado en el afecto. La compadecía debido a todos los golpes que sufrió hace poco. Incluso ese último golpe.


—No entiendo por qué discutes conmigo.


Bella le acarició la mandíbula. Qué cuadrada y fuerte era, y los ojos que la contemplaban nunca le parecieron tan oscuros ni tan magnéticos. Sonrió con tristeza.


—¿No te parece que es un poco.... extraño estar hablando de matrimonio cuando nunca me has dicho que me amas?


—Te amo.


A pesar de la seriedad del momento, Bella rió.


—Vamos, Edward, eso estuvo terrible.


—Hablo en serio. Te amo y tú me amas.


—Claro que nos queremos, pero lo que sentimos es lo que sienten los amigos. El tipo de amor que comparten los hermanos y las hermanas.


Sus ojos se incendiaron de pronto, como nunca. Con cualquier otro hombre, Bella se habría asustado... pero ese era Edward...


—En vez de mirarme como si te dieran ganas de pegarme, deberías estar agradecido de que no te obligue a cumplir tu promesa.


—Bella —habló con dificultad—, nos vamos a casar.


Con suavidad, Bella inclinó la cabeza y le rozó los labios con los suyos.


—No. Siempre apreciaré tener a un amigo tan bueno como tú, Edward Cullen. Todas las mujeres merecen tener a alguien tan amable y considerado, mas cometeríamos el peor error de nuestras vidas si llegáramos a casarnos.


—No lo creo.


—Estoy sana y cuerda y no me voy a desintegrar bajo la tensión emocional provocada por la boda de Jacob, por el nuevo matrimonio de mi padre, ni por la venta del rancho. La vida sigue adelante... sé que suena ya muy trillado y es cierto. Fue algo que aprendí cuando mi madre murió. Aprendí a aceptar su muerte y eso haré con todo lo demás.


—No entiendes, Bella. Quiero casarme contigo.


—Eres muy amable, sin embargo, no me amas. Algún día serás un marido fantástico para alguna afortunada mujer —Bella estaba acostumbrada a su agradable presencia y a pesar de que se sentía a gusto con él, no experimentaba la emoción, la urgencia, el ansia de estar enamorada.


Con Jacob, la intensidad de lo que sintió fue tal que estuvo segura de que duraría toda la vida. Bella nunca se engañó al pensar que Jacob sentía lo mismo por ella. Él la quería y Bella estuvo dispuesta a conformarse con ello. Eso no bastó para él. Así que ahora Bella no permitiría que Edward se conformara con una mujer de la que en realidad no estaba profundamente enamorado.


—La gente hablará, así que tenemos que hacer todo lo que podamos para terminar de una vez por todas con los chismes —señaló ella.


—No tengo la intención de hacer algo semejante —apretó la mandíbula y entrecerró los ojos—. Bella, querida, nuestro matrimonio es inevitable. Cuanto más pronto lo aceptes, mejor será para todos.



8 comentarios:

  1. Hay Dios eso se pone color de hormiga jajajajaja que necia es Bella al menospreciar los sentimientos de Edward esto será más difícil de.lo que pensé jajajaja los dos son cabesotas jajajajaaj gracias gracias gracias gracias gracias gracias gracias

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  2. Así que ahora Edward la obligará a casarse con él!!!! Espero que pueda convencerla sin coaccionarla ;)
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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  3. Madre mía qué forma de desdeñar sus sentimientos, gracias por el capítulo

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  4. Bella no entiende las indirectas jaja es cabeza dura ed vas a tener k demostrarle k si te quieres casar

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  5. Wow 😳 como le hará edward para que bella acepte .... me encanta cada capítulo de la historia 💋❤❤

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  6. Que necia jajajaja! No sé cómo va a terminar todo esto con dos cabezotas como estos dos 😝

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  7. Bella tonta se niega a dejar salir sus sentimientos x Edward, todo x q cree q quería a Jacob. Edward tu sigue firme ;) =) gracias

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