Capítulo 9 / Perdida
Bella se puso esa noche un vestido muy sencillo de manga larga, de lana, que encontró en el armario. Para conocer a los socios de Edward, había probado con el maquillaje que encontró en el aparador. Pero al mirarse al espejo decidió quitárselo y darse sólo un poco de colorete.
Estaba sentada frente a la chimenea de su habitación, esperando de forma ferviente que alguien recordara atizar la caldera que había en el sótano, para que las habitaciones estuvieran más calientes. Se puso a juguetear con los anillos que tenía en el dedo. Como señora de la casa, ella era la que se tenía que encargar de recibir a los invitados. Pero la verdad era que prefería quedarse en su habitación que tener que enfrentarse a la familia de Edward y a los desconocidos que iban a venir.
—¿Bella?
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