30 de abril de 2017
Actualización MDA3
Pasos en el porche la hicieron mirar hacia allí y sintió que el tiempo se detenía al ver unos ojos verdes. Su madre la miraba totalmente pálida. Era muy bella y debía tener unos cuarenta y cinco años. Tenía el cabello idéntico a ella en color, pero no tenía rizos y lo llevaba cortado a la altura de los hombros
— ¿Isabella? — preguntó casi con miedo. El tono de su voz y como lo había dicho, le recordó algo, lo sintió en su interior y dio un paso hacia ella —Oh, mi niña. — abrió los brazos caminando hacia ella y Isabella la abrazó. No podía explicarlo, pero era como si fueran una parte de la otra. Lo sentía y sabía que era su madre.
Un hombre se colocó tras de su madre y ella levantó la vista para ver que era muy alto y moreno con ligeras canas en las patillas. Tenía los ojos castaños llenos de lágrimas y susurró— Mi patito. —le acarició la cicatriz de la mejilla y ella cerró los ojos disfrutando de su contacto.
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