Capítulo 2 Una Deuda por Pasión
Pero Edward le había hecho esperar bajo la lluvia frente a su mansión a las afueras de Londres, apareciendo al fin con una expresión gélida reflejada en el rostro.
–He intentado localizarte –le había explicado Isabella–. Me han arrestado hoy.
–Lo sé –había contestado él–. Fui yo quien te denunció.
El espanto debía haber sido evidente, pero el gesto de Edward apenas había cambiado. Un gesto de cruel desprecio. Edward la despreciaba, y eso había dolido más que cualquier otra cosa.
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