Ardiente Corazón - Capítulo 4

Ya en su habitación, aunque sin el whisky que había bajado a buscar, Bella se sintió débil. ¿Había incitado ella a Edward para que actuara de aquella forma tan violenta? No podía creerlo, pero el brazo donde él le había incrustado los dedos, aún le dolía y las piernas le seguían temblando.


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Se sentó en la cama y llevándose las manos a la cabeza la movió de un lado a otro. ¿Cómo era posible? ¿Cómo había podido aquél hombre haber hecho semejante cosa? No importaba lo que ella le hubiera dicho, no debía de haber reaccionado de esa manera. Ella era un familiar de la mujer que le daba trabajo, y un a huésped en la casa. El comportamiento de ese hombre era vergonzoso e imperdonable.

Sin embargo... dejó caer las manos sobre el regazo y se miró en el espejo del tocador. ¿Acaso su propio comportamiento había sido mucho mejor? Cuando Edward la acarició, ¿hizo algo para impedirlo?

Sabía perfectamente que no. Para su eterna vergüenza, tenía que aceptar que ese hombre había logrado despertar en ella esa excitación que siempre había logrado controlar. Asustada, entrelazó las manos con nerviosismo.

Con las mejillas ardiendo, se puso de pie para quitarse la bata. Volvió a mirarse en el espejo. Tenía los labios muy colorados, y se asustó al sentir sabor a sangre en la lengua. ¿Dios, cómo iba a enfrentarse a Esme al día siguiente? ¿Y qué iba a hacer si Edward decidía ponerla en evidencia?

Las palabras que le dijo antes de subir a su cuarto sólo habían sido producto de la indignación. ¿Cómo iba a decirle a Esme lo que él le había hecho? Pero, por otra parte, ¿cómo iba a seguir viviendo en la misma casa que ese hombre que había demostrado no tener respeto por ninguna mujer?                                           
Para su sorpresa, fue la misma Esme la que la despertó al día siguiente llevándole la bandeja del desayuno. Sintiéndose molesta se incorporó mientras la otra mujer la observaba, sonriéndole. Después se sentó en el borde de la cama, demostrando su intención de quedarse a conversar.

—Sabía que estarías cansada, querida. Por eso le dije a Carmen que te dejara dormir. Después de todo, no tenemos prisa.

— ¿Pero qué hora es? —preguntó Bella, un tanto molesta al recordar lo sucedido. 

Esa era la razón por la cual no se había podido dormir sino hasta el amanecer, y por eso también se había quedado dormida.

—Un poco más de las diez.

— ¡Las diez! Oh, Esme, qué vas a pensar de mí. No recuerdo nunca haber dormido hasta esta hora.

—Entonces te vendrá bien. Y ahora tómate el desayuno, podemos hablar mientras tanto.

En realidad, Bella se hubiera conformado con el zumo de naranja y el café, ya que sentía la cabeza pesada, pero Esme estaba allí, por lo tanto, hizo un esfuerzo y se comió una tostada con mermelada.

—Pensé que preferirías esto en lugar de tocino con huevos —señaló Esme—. Yo no suelo comer cosas fritas, pero Edward come de todo: cereal, huevos y tostadas—levantó los hombros en señal de disgusto—. Sin embargo, no parece engordar nunca, en cambio yo sí.

Era la oportunidad de Bella de mencionar lo sucedido la noche anterior, pero se mantuvo callada. No podía arriesgarse a arruinar la relación que acababa de establecerse entre ellas, y quizá, él lo supiera y por eso había obrado así, seguro de que no le iba a delatar. «¡Maldito sea!», pensó y apretó los puños antes de descubrir que Esme la observaba, extrañada.

—Dime... —comenzó a decir Esme y Bella se sonrojó—, ¿no fuiste molestada anoche, verdad?

— ¿Molestada? —repitió Bella para ganar un poco de tiempo, pero su tía lo tomó como una respuesta.

—Es evidente que no. Lo que sucede es que a veces los jovencitos ponen trampas en los alrededores para cazar conejos y liebres, y los que vuelven del pueblo por la noche, se las llevan por delante.

Bella se sirvió café y por un momento se preguntó si Edward le habría contado a la mujer algo sobre su encuentro durante la noche.

—Hace muy buen tiempo —afirmó Esme levantándose de la cama y acercándose a la ventana para correr las cortinas—. Mira cómo brilla el sol. Podríamos salir a pasear después de vestirte.

—Oh, sí, por supuesto, me gustaría mucho.

Bella apartó la bandeja y se puso de pie decidida a no permitir que los acontecimientos de la noche anterior le arruinaran su primer día en Knight's Ferry.

—Pensé que podríamos ir hasta Linden Court —le dijo, mirándola con afecto—. Por lo tanto, ponte algo elegante. Lord Cullen tiene debilidad por las muchachas bonitas, y tú eres extraordinaria.

Le resultaba extraño tener que elegir algo especial para ponerse, pero al menos la mantenía distraída. Tal vez sería bueno ponerse una falda, aunque los pantalones eran mucho más adecuados para caminar por el campo. Por otra parte no estaba muy segura de querer llamar la atención de un viejo listo cuyo único mérito era el de haber heredado un título.

Eligió finalmente un conjunto de pantalón y chaqueta de pana color marrón y una blusa, beige, dejándose los dos primeros botones desabrochados para poder lucir la cadena de oro, regalo de su padre.

Carmen entró a recoger la bandeja del desayuno y al ver que Bella estaba haciendo la cama, se mostró algo molesta.

—No hay necesidad de que usted haga la cama, señorita. No me cuesta nada hacer la suya.

—No me importa hacerlo, Carmen. No soy sólo un huésped aquí; he venido a trabajar, y si existe alguna manera de ayudarla, por favor hágamelo saber.

—Usted es la sobrina de la señorita Platt. Por lo tanto, es su familiar, y no hará la cama mientras esté yo para hacerla.

Su tono de voz era duro, y Bella decidió no discutir más.

—Está bien, si no quiere que haga la cama no la haré, pero mantengo lo que dije antes, deseo ser útil en algo.

La mujer refunfuñó y cuando Bella salió del cuarto, pudo ver que quitaba toda la ropa y empezaba a hacer la cama otra vez.

Con cierto temor entró en la salita, pero con alivio vio que sólo estaba Esme, sentada detrás del escritorio.

—Estás muy elegante —comentó, observándola detenidamente—. Estaba preparando el menú de esta noche mientras venías. Espero que no tengas gustos demasiado particulares para la comida.

—Oh, no, claro que no. No tengo muchas preferencias, ya que viviendo con mi padre tuve que acostumbrarme a todo tipo de comida.

Resultado de imagen para pantalones de tweed—Por supuesto. ¿Nos vamos entonces? Ya le he dicho a Carmen dónde estaremos.

Bella asintió y mientras salían de la habitación, Esme cogió una chaqueta de piel de oveja. La mujer llevaba esa mañana unos pantalones de tweed y una blusa de seda.

Afortunadamente, no había ninguna señal de Edward. La joven tenía miedo de encontrarse con él después de lo sucedido la noche anterior. En el jardín, vieron a un hombre trabajando. Al ver a Esme la saludó con la mano en alto y ésta le contestó de igual forma. Después mirando a Bella dijo:

—Es Eleazar, el esposo de Carmen. Cuida los jardines... además, sabe bastante de fontanería y electricidad.

—Un hombre muy útil por lo que dices.

—Ya lo creo. No sé qué haría sin ellos.

— ¿Tienen hijos? —preguntó Bella mientras pasaban por una hermosa huerta en donde un alto muro separaba esta zona de las caballerizas, y al darse cuenta de ello se clavó las uñas en las palmas de las manos, previendo el encuentro.

—Afortunadamente no —respondió Esme, mientras entraban en los establos—, quiero decir para mí, porque como Carmen tiene marcadas tendencias maternales, me temo que los hijos hubieran interferido en su trabajo.

Un muchacho de unos dieciséis años estaba ensillando un hermoso alazán cuando se acercaron.

—Hola Minstrel —dijo Esme, acariciando la cabeza del animal, y después, mirando a Bella preguntó—: ¿No es hermoso? Ha costado una fortuna, pero vale la pena.

Bella nunca había estado cerca de un caballo tan fino, y estaba a punto de acariciarlo, olvidando sus temores, cuando una voz de hombre la hizo estremecer. El caballo notó el movimiento involuntario de la joven y se inquietó, al verlo, el muchachito lo cogió de las riendas y lo hizo caminar un poco hasta que se tranquilizó.

Y todo por nada, ya que el hombre que se acercaba no era Edward sino un individuo mayor, de pelo canoso y bigote.

—Hermosa mañana, señorita Platt —comentó saludando a Bella con la cabeza—. Veo que ha venido a mostrarle a esta señorita nuestro gran premio. ¿Pero no sabe que Midnight ha parido esta mañana?

— ¡No!—exclamó Esme, aplaudiendo—. No he... podido hablar con Edward hoy. Supongo que ha estado aquí, ya que lleva varias noches que no duerme en su habitación.

—Sí, estuvo aquí, y la ayudó en todo lo necesario. Venga a ver el resultado, creo que le agradará.

El establo estaba oscuro, y olía a cuero y a desinfectante. Fueron hasta el fondo del establo, y Bella se inclinó sobre el portón bajo para ver un potrillo de piernas delgadas apoyado en los muslos de su madre. Para tranquilidad de la joven estaban solos, y Bella pensó que seguramente Edward estaría acostado recuperando las horas perdidas durante la noche.

— ¿No es precioso? —preguntó Esme, excitada—. ¿Banner, cree que se parecerá a su padre? Imagínese... a los dos años podrá igualar a Mazarin.

—Va demasiado aprisa, señorita Platt. Este potrillo aún no ha tenido su primera comida, pero déjelo en mis manos y haremos de él otro Minstrel.

Esme suspiró y empezó a caminar hacia la salida. Bella la siguió. El animalito que acababa de nacer era fascinante, pero al oír la conversación entre su tía y Banner, daba la impresión de que el único interés de Esme era tener un campeón. Se sintió desilusionada, porque le gustaban los animales, y había fantaseado con volver a cabalgar. Pero después de los ejemplares que había visto, ninguno parecía apto para sus escasos conocimientos ecuestres.

Dejando atrás los establos, caminaron hacia las paredes grises de Linden Court. La construcción era imponente, y Bella no pudo evitar sentir cierto nerviosismo al pensar que iba a conocer a su dueño. Le parecía imposible que alguien pudiera ser propietario de algo tan grande, y se volvió a preguntar qué tipo de relación tendría Esme con la familia. Hermosos jardines rodeaban la mansión, y hacia un lado se alcanzaban a distinguir las canchas de tenis.

—Las instalaciones están abiertas al público en determinados días de la semana y durante todo el año —explicó Esme viendo que Bella miraba, azorada, a su alrededor— Y también parte de la casa, de mayo a octubre. Aunque no está abierta la zona donde viven.

— ¿Quién vive aquí? —preguntó Bella.

—No estés así de temerosa, querida. Sólo están Carlisle y Jasper... y también Rosalie, aunque ella en realidad no cuenta.

—¿Quién es Rosalie? —preguntó frunciendo el ceño—. ¿Y quién es Carlisle?

Peter Facinelli as Carlisle Cullen...to be honest I like the actor when he doesn't "sparkle"—¿Carlisle? Es Carlisle Cullen, el padre de Jasper.

—¿Te refieres a Lord Cullen?

—¿A quién más? Oh mira, ¡qué sorpresa! Él mismo viene a nuestro encuentro.

Bella se volvió en el momento que un hombre de aproximadamente sesenta años salía del edificio y caminaba con rapidez. Tenía puesto un pantalón color marrón y una chaqueta de tweed, y su rostro recién afeitado se iluminó con una gran sonrisa al coger la mano de Esme entre las suyas.

—Te he visto desde la ventana —afirmó y Esme también sonrió.

—¡Me alegro de que hayas salido a recibirnos! —exclamó Esme, y mirando a su sobrina añadió—: Carlisle, ésta es Bella. ¿Bonita sorpresa, no es así?

—¿Cómo iba a sorprenderme cualquier familiar tuyo? —respondió galantemente Lord Cullen—. ¿Cómo estás, Bella? Bienvenida a Linden Court.                                                      
—Gracias —sonrió Bella.

Entraron por el ala privada del edificio que conducía a la zona habitada por la familia. Era todo bastante parecido al interior de Knight's Ferry, aunque el escudo de armas sobre la chimenea le daba un aspecto un tanto feudal. Había dos grandes perros de caza junto al fuego, y se pusieron de pie al verlos entrar.

—¿Has visto alguna vez dos animales más tontos? Mi hijo los trajo como perros guardianes, pero no sirven para eso. Si te descuidas son capaces de comer de tu mano.

—¡Pero son muy hermosos! —exclamó Bella mientras uno de ellos le lamía la mano—. ¿Cómo se llaman?

—Troilus y Cressida... por supuesto que a elección de mi hijo, pero los llamamos Troy y Cress porque son nombres más cortos. Pasad, por favor, tomaremos un café.

El sitio adonde las condujo resultó ser una hermosa sala cuyas paredes estaban adornadas con escenas de caza. Había también una chimenea y dos cómodos sillones sobre la alfombra persa. Lord Cullen esperó a que ellas se sentaran antes de tocar el timbre para llamar al servicio.

Momentos después apareció una criada muy joven llevando una bandeja con el café. Cuando se retiró, Esme preguntó dónde estaba Jasper.

—Debe andar por ahí —respondió Lord Cullen sin darle importancia al asunto—. Ayer estuvo a punto de sufrir un serio accidente mientras cabalgaba. Supongo que no me hubiera enterado a no ser porque Juniper se resintió de un tendón al tratar de evitar el coche, y eso era algo que no podía ocultarme. Ese hijo mío. No veo el momento de que se case para que aprenda a ser responsable.

—Sí —apoyó Esme mirando a Bella de una manera muy especial, pero antes de que la joven se sintiera incómoda, su tía volvió la vista hacia Lord Cullen y le dirigió una sonrisa encantadora—. Edward me comentó algo al respecto. Creo que Jasper no debería cabalgar por la carretera.

—¿Edward? —Lord Cullen la miró asombrado—. ¿Qué sabe Edward de esto? No me dijo una sola palabra al respecto.

—¿No te lo dijo, Carlisle? ,pues fue con su coche con el que casi se choca con Jasper. Edward volvía de la estación de recoger a Bella, y como puedes imaginarte, se llevó un buen susto.

Bella no comprendía qué estaba sucediendo. Era evidente que Edward había visto a Lord Cullen y no le había mencionado el episodio.

—¿Quieres decir que Jasper saltó la cerca? —preguntó Lord Cullen y Esme hizo un esfuerzo por arreglar lo dicho.

—Creo que he hablado más de lo debido, pero estaba segura de que Jasper te lo había dicho. Edward le presentó a Bella en ese momento.

—¿Ah sí? —Lord Cullen miró de inmediato a la desconcertada joven—. No, no me lo ha dicho. Tendré que hablar con él en cuanto se presente la oportunidad.

—Oh, Dios mío, parece que realmente he dicho lo que no debía —el desasosiego de Esme era convincente—. Carlisle, por favor no le digas a Edward que yo te lo he dicho. Supuse que ya lo sabías.

—Mmm.

Lord Cullen no parecía creerla del todo, pero los buenos modales le hicieron evitar cualquier otro comentario, permitiendo que Esme sirviera el café y preguntara por Rosalie.
Después de escucharlos un momento, Bella se dio cuenta de que hablaban de una hija de Lord Cullen.

—¡Es una criatura tan dulce! —exclamo Esme—. Estoy segura de que a Bella le agradará conocerla. Necesita amigas de su edad y creo que Rosalie aprobaría su compañía.

—Tal vez tengas razón —respondió Lord Cullen cortésmente, pero Bella tuvo la sensación de que él hombre no tenía ningún interés en que ella llegara a ser amiga de sus hijos. Tal vez fuera una impresión equivocada, pero estaba segura de que Esme sabía lo que aquel hombre pensaba al respecto, y que por razones propias, estaba decidida a no hacerle caso.

Para tranquilidad de Bella el asunto del casi accidente no se volvió a mencionar, y en cambio Lord Cullen le preguntó acerca de la India, donde él había estado durante la última guerra, y le ofreció sus condolencias por la muerte de su padre.

Cuando se estaban poniendo de pie para retirarse, oyeron voces que provenían del exterior. Esme parecía haber abandonado por el momento su decisión de acercar a Bella a los hijos de Lord Cullen, pero al abrir la puerta aparecieron dos personas. Una era una muchacha quizá de la edad de Bella, pero robusta, y el otro era Edward.

Bella dio un paso atrás y observó a Esme antes de mirar a los recién llegados. ¿Qué hacía Edward allí?, se preguntó desconcertada. Salvo que ésa fuera la chica con la que había salido la noche anterior. Sentía la boca seca y no sabía hacia dónde mirar, sobre todo al comprobar que la otra joven la miraba con cara de pocos amigos.

Edward no se mostró perturbado, y tampoco su rostro demostraba que hubiera pasado una mala noche; cuando su mirada se encontró con la de Bella, no mostró familiaridad alguna.

17 Best Images About Dove Cameron On 17 best images about dove cameron on disney—Hola, papá —dijo la muchacha caminando hacia Lord Cullen para darle un beso en la mejilla—. Espero que no te importe, pero he convencido a Edward de que me lleve hasta Buford.

—¿Eso has hecho? —los dos hombres se miraron.

—Ya he terminado las cartas —explicó Edward.

—Edward no está aquí para que tú te diviertas, Rosalie —afirmó Lord Cullen mirando a su hija—. Él trabaja para mí, por lo tanto te sugiero que me preguntes antes de molestarle.

Mientras Bella trataba de entender esa desconcertante revelación, Rosalie decía:

—Pero, papá, yo quiero que Edward me lleve, me gusta ir con él, no seas malo, sabes que no puedo conducir.

Lord Cullen dirigió una mirada significativa a Esme quien para sorpresa de Bella, respondió:

—Sabes cómo son los jóvenes. Estoy segura de que Edward no des-cuidará su trabajo por eso, Carlisle. ¿Por qué no los dejas ir? No los puedes tener siempre encadenados.

—¡Tiene razón! —exclamó Rosalie mirando a Esme con agradecimiento—. ¿Por qué no me puedo divertir un poco? Además, Edward me ha prometido...

—Rosalie, no me gusta discutir contigo delante de mis invitados —interrumpió su padre, bruscamente—, ni tampoco es cierto que te tenga encadenada. Lo que sucede es que Edward es demasiado educado como para decirte que le estás haciendo perder tiempo.

—Eso no es cierto, ¿verdad, Edward? ¿Acaso soy un estorbo?

—Estoy segura de que no lo eres —intervino otra vez Esme y mirando a Lord Cullen con una encantadora sonrisa añadió—: Carlisle, no seas aguafiestas. ¿Por qué no los dejas pasar unas horas agradables en Buford? ¿Qué tiene eso de malo?


Edward Cullen
 Cullen pareció a punto de decir algo más, pero sus eternos buenos modales se lo impidieron. En lugar de eso, miró a Edward, que se encogió de hombros con indiferencia.

—Si Bella sabe conducir, ¿por qué no le pide a ella que lleve a Rosalie a Buford? —sugirió dejando a Bella confundida. No entendía nada de lo que estaba sucediendo.

De pronto se dio cuenta de que todos estaban esperando alguna respuesta suya. Seguramente le habían preguntado algo y perdida en sus pensamientos no había escuchado.

—Lo siento... —murmuró y oyó que Lord Cullen suspiraba con impaciencia.

—Mi padre te estaba preguntando si tendrías algún inconveniente en llevarme hasta Buford —explicó Rosalie, mirándola con resentimiento—. No quiero que te molestes por mí, de todas maneras, Banner también me puede llevar.

—Calma, calma, Rosalie —murmuró Edward a sus espaldas y Bella movió la cabeza sintiéndose impotente.

—Yo... Esme —comenzó a decir algo molesta, pero su tía sólo movió los hombros con indiferencia.

—Si quieres ir con Rosalie, no te preocupes por mí —era evidente que aprobaba la sugerencia de Edward—. Podéis comer juntas. Como he dicho hace un rato, necesitas amigas de tu edad.

Al hablar, miró con deliberación a Lord Cullen, y Bella no pudo darse cuenta de si el hombre se daba cuenta de que su tía había logrado su objetivo.

—Si... si la señorita Cullen...

—Lady Rosalie —intervino la joven un tanto altiva. 

Era evidente que se trataba de una niña consentida, con lo cual Bella también se puso en guardia con ella.

—Ya basta, Rosalie —ordenó Lord Cullen molesto por el comportamiento de su hija—. Terminemos con esto. Si a Bella le apetece llevarte, te sugiero que aceptes... ¿Qué dices?

De haber estado en su lugar, Bella estaba segura de que hubiera abandonado la idea, pero Rosalie insistió:

—Yo le pedí a Edward que me llevara... pero si tú quieres...

—Bien, bien —Lord Cullen le palmeó el hombro y después se volvió hacia Bella como pidiendo disculpas.

—¿Perdonarás a Rosalie, no es así, querida? —le preguntó y al notar que Esme la estaba observando, Bella respondió:

—Si... Lady Rosalie está segura —llamarla así le molestaba sobremanera, pero no tenía otra opción.

8 comentarios:

  1. Hola, estoy realmente sorprendida que actulizaras tan pronto.
    Veo difícil que bella tenga una buena relación con Rosalie.
    Gracias por el capítulo!!!

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  2. Jumm será que Rosalie quería lago más con Edward, y por eso esta enojada con que Bella los acompañe???? Todavía no me queda claro la relación de todos... espero seguir leyendo para por fin saber que se traen todos entre las manos!!!!
    Besos gigantes!!!!
    XOXO

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  3. No sorprende demasiado, siempre comienzan con mal pie. Aunque sin dudad, la primera impresión de Bella, parece ser la correcta. Rose es una consentida

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  4. Aun me siwnto inteigada por que motivo Bella esté ahi

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  5. Hraciasnpor acrualializar tan pronto

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  6. Rosalke ds bastante grosera, pero veremos mas adelante que pasa, gracias por actualizar

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