27 de febrero de 2017

Actualización ADB




No tenía elección. Edward tomó su cara entre las manos y acercó sus labios.

Debía ser un beso de buenos días, un beso suave como un pétalo de rosa, una invitación para que confiara en él. Una promesa.

Pero se convirtió en otra cosa.

Los labios femeninos eran tan cálidos como su piel y su respuesta, instantánea. Se abría para él, húmeda y receptiva.

El deseo lo golpeó como un rayo.

Edward conocía las prácticas de seducción, entendía las artes femeninas para conquistar a un hombre. Pero la respuesta de Bella era instintiva.

Ella no sabía nada de seducción y, sin embargo, era tremendamente seductora.



No hay comentarios:

Publicar un comentario