Quería entrar. Quería saborearla tan sólo una vez.
No podía creer lo mucho que deseaba hundirse en ella aunque sólo fuera una vez.
Debía de ser un loco el que tenía aquellos pensamientos. No él. Para él, Bella Swan era una mujer prohibida.
Entonces, ella entreabrió los labios. Cuando la saboreó, Edward se sintió como si cayera de los confines de la tierra.
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