— ¿Y tú qué haces despierta?
—Mi marido me tiene abandonada.
Elizabeth se echó a reír.
— A Riley le pasa lo mismo en esta época.
— ¿Tú…?
—Claro. Soy una recién casada. Casi.
— ¿Incluso así de embarazada?
—Ya te darás cuenta, pero te subes por las paredes deseando que llegue la hora de irse a la cama. —Isabella se echó a reír.— ¡No es broma! ¡Te lo juro! ¡Le tengo exprimido!
— ¡Me imagino de lo que estáis hablando y no me lo puedo creer! — dijo Edward en calzoncillos desde la puerta. Se sobresaltaron del susto.— ¡Son las tres de la mañana!
— ¿Te hemos despertado?
— ¡Me ha despertado que no estés en la cama! — se acercó a ella cogiéndola en brazos y Isabella se echó a reír.
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